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miércoles, 30 de abril de 2014

Y la dignidad...?






lunes, 28 de abril de 2014

Los lunes al sol

Lo cierto es que han ido pasando días, semanas y meses, que esto ya debería verlo como normal y que debería haber pasado a formar parte de eso tan desagradable que las personas solemos denominar “rutinas”, pero la verdad es que sigo sin acostumbrarme.

Yo siempre he sido persona de despertador de lunes aún con poca luz (o al menos hasta que el euromillones me regale nuevas rutinas), de desayuno desganado y música en autobuses y metros cargados de ojeras hasta comenzar la jornada de producción, mis 8 horas de cárcel a cambio de pan, agua, y 4 perras extra para gastar en sueños y caminos.

Así que esto de no tener horario fijo ni amo al que obedecer 40 horas a la semana, pues como que no se me termina de hacer normal. Habrá quien diga que hay que aprovecharse de la situación, disfrutar de la teta de papá estado hasta dejarla sin una gota, pero cualquiera que me conozca un poco ya sabrá que eso no es lo mío. También habrá quien diga que hoy en día hay que ser emprendedor, aunque a mí, emprender, si no son viajes, y con la caja vacía, se me hace complicado.


En fin, que visto lo visto, imagino que me tocará continuar con el bombardeo de curriculum, los tediosos cursos y todas esas cosas que se supone que deben hacer aquellos que, mal que les pese, se pasan los lunes al sol...

jueves, 24 de abril de 2014

Super yonkis

Siempre me ha parecido curioso que exista una droga cuyo nombre, tripi, evoque el darse un viaje. Y es que si algo me evoca todas las sensaciones que la droga puede producir en el cuerpo humano, es, sin duda, los viajes.

No hay como viajar para poner todos los sentidos a flor de piel, para sentir euforia, calma, el corazón a mil por hora y la cabeza a dos mil, para sentir borracheras de amistad y desinhibirte ante tus miedos. Cada nuevo paisaje, cada nueva locura, cada nuevo paso son capaces de dilatar tus pupilas de niño y de supurar emociones por cada poro.
 
En el fondo, mal que nos pese, todas las personas somos yonkis. Hay quien tiene dependencia de la ridícula sociedad de consumo, quien necesita su chute de egolatría y quien sin su tiro de posición social no es nada, hay quien tiene dependencia de las drogas de diseño que en forma de modas se nos imponen, y esas personas, como quien se engancha a la heroína, van directas al más oscuro de los sumideros.

Otras personas, en cambio, somos yonkis de la vida. Tenemos total dependencia de los sueños, las utopías y los besos, poseemos una necesidad vital de sentir cerca a nuestros amigos y somos conscientes de que nunca se sabe si el paso que acabamos de dar en el camino puede convertirse en nuestro último chute y tratamos de saborearlo como si fuera el primero...

lunes, 14 de abril de 2014

Se acercan momentos...

De paz, de tranquilidad, de subidones de adrenalina, de lágrimas de risa, de desconexión, de amistad, de mirar lo que nos rodea con ojos de niño y, sobre todo, de desgastar muy mucho los zapatos por nuevos caminos...


martes, 8 de abril de 2014

Necesidades vitales

No hay duda de que cada persona tenemos nuestros anhelos, pasiones, nostalgias, y que, como en todo en esta vida, cada cual las vivimos e interiorizamos de una manera muy particular.

A estas alturas no es ningún misterio que mi cabeza está la mayor parte del tiempo en un sitio distinto al que se supone, ella siempre corre, sin descanso, a momentos está en selvas y montañas lejanas, o de repente le entra la nostalgia del tango y mi boca hace agua al recordar el sabor de una medialuna de manteca. Habrá quien piense que simplemente es que ando despistado o habrá quien acierte de pleno y crea que estoy en mi mundo.

Y es que mi mundo, ese consistente en revolucionar lo cotidiano y recorrer mil y un caminos junto a tu mirada, condiciona gran parte de lo que soy, de como vivo y de como siento. Hay quien tiene gustos, aficiones, hobbies... yo no soy muy amigo de las medias tintas, y lo que de verdad me llena o son mis pasiones o, simple y llanamente, son necesidades vitales.

Pasión por la música, por el buen comer y el mejor beber, por las amistades de verdad y sobre todo por las que recorren mis caminos conmigo, pasiones sin las que la rutina se vuelve aún más gris y pesada.

Y necesidades vitales, dos, básicas, esenciales, inevitables en cada latido y cada respiración. La primera, tú. Necesidad de verte, de sentirte, de saberte feliz a mi lado. Necesidad de construir piedrita a piedrita nuestra trinchera, necesidad de tus sonrisas, de tus ojos, de tu voz, necesidad de ti en todo su significado, de todo lo que me aportas y necesidad de saber que te necesito. La segunda, el camino. Necesidad de no dejar un rincón por descubrir, sin atajos, necesidad de maravillarme con cada recoveco, con cada nuevo aroma, con cada nuevo paso. Necesidad de mirar atrás y sentir nostalgias no de lo pasado sino de lo que aún está por venir, necesidad de sentirme pequeño en la inmensidad del mundo y del universo, necesidad de no dejar que la vida me devore sabiendo que puedo yo devorarla a ella.


En definitiva, necesidades, necesidades vitales...

jueves, 3 de abril de 2014

País...

martes, 1 de abril de 2014

Te brilla la calva

Te brilla la calva, me decía ya mi gran compañero de caminos y payasadas hace años mientras se reía y me grababa en las ruinas de una de tantas civilizaciones desaparecidas a manos de “civilizadores” al otro lado del charco, lo bueno, a pesar del cachondeo, es que lo decía con humor, sin maldades, y sin un posterior servicio de compraventa.

Toma pastillas contra la alopecia, date esta crema para las arrugas, ponte la faja reductora, tíñete las canas...como diría el ilustre y difunto señor Labordeta: A la mierda!!!

Vivimos en una sociedad sin sentido, en un mundo en el que se nos ha equivocado el camino, han convertido ese suspiro que dura nuestra vida en una carrera de fondo para ver a quien se le nota menos el haberla vivido. Es obligatorio que no se nos note el paso del tiempo, no vaya a ser que cándidos de nosotros, nos demos cuenta de que la vida no es eterna y no queremos vivirla según los dictados que nos vienen impuestos.

Y es que cada arruga trae tras de sí un millón de sonrisas, cada cana y cada calva un montón de preocupaciones, y cada lorza un montón de comilonas en buena compañía. Nos enseñan que haber vivido es feo, antiestético, nos enseñan a ser eternamente jóvenes sin darse cuenta de la belleza que esconde cada muesca, cada cicatriz, cada bache de la vida.


No me malinterpreten, todas las personas tenemos nuestro punto coqueto, pero, cada día más, me resulta preocupante el desprecio que tenemos a la verdadera belleza, y el valor que le damos a esas máscaras artificiales. Porque, en el fondo, no hay nada más bello que vivir la vida y ver como pasa cuando se sabe haberla disfrutado, no hay nada mejor que ver en qué punto del camino comenzó la calva, y saber que, mientras esta crecía, muchas personas perdían su tiempo y su camino tratando de disimularla...