Hace ya tiempo que noto que las palabras, esas que me
encanta estrellar contra el papel creando recitales de oscuras noches plagadas
de esencias, ausencias y reticencias, se pierden volando entre ensoñaciones y
versos sin poema.
Hace ya tiempo que mis palabras huyen del papel y la tinta,
que dejan de componer odas al desamor con un disfraz de color gris, tiritando
entre mis tinieblas y miserias, ebrias de lastimosa autodestrucción.
Hace ya tiempo, que ha desaparecido la noche oscura que
provocó la imperiosa necesidad de contar las historias que hacían preferible soñar
con los ojos abiertos empañados en lágrimas a cerrarlos y sumirlos en mis
ansiedades y pesadillas.
Hace ya tiempo, que cambié palabras por latidos, rimas por
besos y ausencias por miradas, hace ya tiempo, que soy parco en palabras y
abundante en sonrisas…
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