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martes, 26 de marzo de 2013

Endulzando el paladar...

Si hablamos de los poner al día los sentidos, preparados ya para empaparse de lo que tiene que ofrecerles esa joya portuguesa a la que vamos a dedicarnos en cuerpo y alma los próximos días, tal vez el que mejor haya que afinar sea el del gusto. Es cierto que será necesario afinar el odído para que los corazones latan al ritmo del fado, que hay que limpiar bien los cristales de las gafas para que no se pierdan el paisaje de las orillas del Duero o que hay que prepararse para que el aroma de un buen bacalhau impregne todos los rincones, pero sin duda, lo que hya que preparar, es el gusto, para poder sacarle su alcohólica dulzura a la melancólica ciudad que nos espera...

viernes, 22 de marzo de 2013

Ya casi casi...

Ya están aquí, casi casi… se huelen… vacaciones! vale, no vamos a engañar a nadie, son 5 miserables días y el motivo de que dispongamos de ellos tiene que ver mucho con las imposiciones que una determinada religión tienen con respecto a nuestras costumbre y nada que ver con el hecho de que los trabajadores y trabajadoras necesitemos un respiro para dedicarnos a producirnos felicidad y disfrute a nosotros mismos en vez de dinero para nuestras empresas.

Aún así, da lo mismo, bienvenidas sean. No se para ustedes, imagino que cada cual tendrá su forma de disfrutar de este pequeño oasis entre el invierno y el verano, habrá quien tenga costumbre de irse “al pueblo”, habrá se pegue una escapadita, habrá quien se dedique a roncar en el sofá y habrá quien, como yo, dedique estos días a disfrutar de sus amigos.

Son ya bastantes los años en los que, por circunstancias de la vida, poco a poco se va haciendo más difícil ir sacando un rato para un café, una cerveza o casi casi hasta para ver el partido los domingos. Que si el curro, que si la casa, que si las compras, que si el gimnasio y gracias a diox que de momento no ha entrado el muy determinante “que si los niños”, pero la verdad es que, por muchos que nos disfrutemos cuando nos juntamos, cada vez nos cuesta más sacar un rato en el que estar todos juntos.

Tal vez por eso es tan importante el saber reservarnos este pequeño espacio, este momento todos los años, estos días para sonreír, y brindar, y hacer mucho el loco y más el tonto. Porque nos recuerda que, en el fondo, más allá de los caminos que recorramos, lo más importante es que siempre lo hacemos en la mejor de las compañías…

lunes, 18 de marzo de 2013

Fábricante de sueños

Cualquier persona que me conozca aunque sea un poquito sabe que, para mí, viajar, es mucho más que una pasión. Y lo sabe porque no sólo soy una persona que disfrute degustando cada paso del camino andado, sino porque disfruto casi tanto preparando el propio camino.

La preparación de un viaje, cualquiera, es para mí como poner en marcha una gran fábrica de sueños, es echar una moneda en la gran máquina que crea las historias por vivir, y no puedo resistirme a asesinar horas y horas por el mero placer de imaginar destinos muchas veces inalcanzables.

La imaginación, esa poderosa arma que consigue que uno viaje al fin del mundo sin moverse de su asiento. Es darle al on y arrancar una maquinaria a la que es imposible echar freno, se inventa mil paisajes, mis aromas y mil sabores, se inventa tardes de sonrisas y brindis con amigos o paseos de la mano contigo a la orilla del mar. Es una maquinaria que construye mil castillos de arena que siempre son derribados con el primer pie puesto en el aeropuerto, que no sirven sino para soñar, ya que los auténticos caminos, los que quedan y muerden el recuerdo, son los de las verdaderas historias vividas, y para sentirlas no queda otra que vaciar el equipaje para llenarlo de miradas en cuanto se pone en marcha el primer paso del camino…

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuento de viernes

Llega el viernes, y a pesar de que todo el mundo esté como loco por escucharme hablar del por qué no aparecí yo en el balcón vaticano tras la fumata blanca enfundado en una túnica rosa envestido como nuevo papa Priscilla I, para este finde casi prefiero olvidarme de amigos de dictaduras que predican hipocresía ante ávidos consumidores de miedos y testamentos, y dedicarme a regalaros una pequeña historia de esas que sin ser mías me gusta compartir.

Así que hoy prefiero regalaros un pequeño cuento, de Jorge Bucay, de sus cuentos para pensar, porque el fin de semana está para degustarlo, sin fumatas ni dioses que se interpongan. Se me cuiden…


EL MAESTRO SUFI

El Maestro sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...

- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...

- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico durazno.

- Gracias maestro.- respondió halagado el discípulo

- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?

- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.

- ¿ Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?...

- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...

- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte...

- Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...

- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa y dijo:

- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada

martes, 12 de marzo de 2013

Home sweet home

Sentirse uno en su propia casa en el fondo no consiste en otra cosa que en hacer tuyo aquel lugar en el que esté, habrá quien no esté cómodo en ningún sitio que no sea su cama y quien pueda estar como en casa en una cabaña en medio de la selva, en un hotel de carretera o en una tienda de campaña perdido en cualquier montaña.

Para mí no es difícil, sentirme a gusto y hacer mío el lugar en el que me encuentro siempre me ha resultado sencillo, y suele depender más de con quién comparta mi morada que de la morada en sí.

Otro tema bien distinto es que hablemos del hogar. Y es que, una vez que uno sale de casa de sus progenitores, crear una unidad vivencial a la que llamar hogar es un proceso que lleva su tiempo.

Una cosa es vivir en una casa, decorarla a tu gusto, comprar la almohada que te guste y colocar todos los cachivaches que has ido acumulando en tus viajes por las baldas, pero de ahí a lograr encontrar ese lugar al que anhelar volver cuando se está fuera necesita de ese algo más que es muy difícil de definir.

Es difícil de definir, es complicado saber que es, pero a la vez es fácil saberlo, es simple darse cuenta qué es lo que desde hace un año marca la diferencia entre casa y hogar. Es el saber que da lo mismo que sea un colchón cochambroso el que guarde mis noches siempre y cuando me despierte contigo, es el darse cuenta de que las baldas no están nunca vacías porque las llenan tus miles de sonrisas, es el no importar si tenemos calefacción central o una simple manta porque nada rompe más el frío que tus abrazos, es el sentir que, más allá de las 4 paredes que me rodeen, mi hogar eres tú.

viernes, 8 de marzo de 2013

También es mi día

No, no soy mujer, ni tengo dudas sobre mi género, ni empiezo a confraternizar con la teoría queer, pero hoy, 8 de marzo, siento que es mi día, porque cómo no sentir como propio un día que simboliza la lucha por la liberación de toda la humanidad.

Y digo toda la humanidad porque la lucha feminista libera a mujeres y a hombres por igual, libera personas, convirtiéndolas en iguales, iguales en derechos, deberes, libertades y anhelos. La lucha feminista es la lucha por un mundo mejor, libre de las cadenas del heteropatriarcado, o simplemente libre de cadenas, de todas, y, aunque sólo sea por la necesidad de seguir sintiendo realizable esa utopía, yo, tu, todas las personas, debemos sentir como nuestro este día.

Feliz 8 de marzo!

miércoles, 6 de marzo de 2013

A ver si nos vemos

Lo cierto es que por mucho que intentemos disimularlo, da un gustirrinín tremendo eso de que el día de tu cumpleaños te colmen de esemeses, mensajitos y llamadas, sobre todo ahora que con las redes sociales en vez de llamarte sólo tu tía la de Bengoetexe (que sigue llamando y se le agradece) uno se encuentra con 100 felicitaciones.

El lado malo de esto, que también lo tiene, es que a parte de las felicitaciones corrientes y molientes, otras tantas van acompañadas de esa coletilla que no dice nada y lo dice todo: “a ver si nos vemos”.

Y es que con esto del feisbuk y similares uno sabe perfectamente que esta mañana un antiguo compañero de colegio se ha topado en el autobús con una señora que se ha tirado un sonoro cuesco, o que esa antigua compañera de universidad pasa los veranos en Ovejasrubias de Podanca provincia de Chiquitistán, pero como que esa cosa del contacto humano, cada vez más escasa, tirando a ínfima.

Leí el otro día que han inventado una nueva aplicación para móviles, que permite interactuar con tus amigos con imagen y sonido real, y que se llama: quedar para tomar un café.

Si miramos atrás, los que hemos nacido en el 80 o antes, de críos siempre sabíamos como localizar a nuestros amigos, te sabías casi de carrerilla el teléfono de casa de tus colegas de clase y sabías en que piso vivían tus amigotes del barrio, así como los horarios de clases particulares, entrenamientos o similares para poder quedar con cada cual siempre que pudieras. Hoy en día es todo lo contrario, creemos que lo sabemos todo y realmente no sabemos nada de nada, si mañana se va la luz más nos vale que nos coja en casa porque lo mismo nuestra familia no sabe ni donde trabajamos, hemos pasado de fortalecer nuestras relaciones sociales gracias a la red a permitir que ellas dependan de la misma en un tiempo record, y sin darnos cuenta.

Así que, aunque sólo sea por molestar, y ya que tengo otro año por delante, me voy a proponer que, cuando vuelva a tocar la avalancha de zorionak virtuales dentro de 365 días, haya en mi cuenta menos a ver si nos vemos pendiente que este año, aunque sólo sea por vernos, aunque sólo sea por saber que existimos, aunque solo se por recordarnos que somos amigos más allá de degustas y comentarios que se pierden en el ciberespacio…

lunes, 4 de marzo de 2013

Divagaciones pre-viejunas

Se acerca el momento inexorablemente, a uno se le puede hacer más o menos largo pero al final año tras año llega para recordarte que el tiempo sigue su curso y que eres un poquito menos joven que 365 días antes. Exacto, llega ese momento de pavor en el que se pone otro numerito en el lugar de la edad, el cumpleaños, y yo, con esto como con todo en la vida, me da para divagar sobre como se andan los caminos.

Yo he de reconocer, como imagino que casi todo el mundo, que he ido pasando mis pequeñas crisis. No es que hayan sido muy potentes y posiblemente la de verme en su momento cerca de los 30 es la que más me rabia me haya dado, sobre todo, porque yo no soy de esas personas que se niegan a aceptar el paso del tiempo y tengo muy claro donde termina la juventud y comienza la “madurez”, es más, no sólo lo acepto, sino que me parecería terrible dentro de 20 años darme cuenta que he desperdiciado la madurez de mi vida intentando alargar una juventud que se va se quiera o no, aunque, claro está, eso no quita que de rabia darse cuenta de que un ciclo vital, al fin y al cabo, ha tocado a su fin.

El camino avanza y día a día se va llenando el vaso de la vida de las gotas que encontramos a nuestro paso, es cierto que, hasta los 30 años más o menos, con el cuerpo al doscientos por cien y la cabeza a mil por hora tratamos de bebernos la vida de un trago, tenemos toda la sed del mundo y no nos importa que de vez en cuando nos sobrevenga una arcada por un exceso de hidratación, lo queremos todo y nos lo jugamos a la ruleta rusa.

La cuestión es que a mí personalmente, llegó el día en el que me di cuenta que todos los tragos que le había dado a la vida, que todas las gotas acumuladas en mi vaso, no merecían estar expuestas a que un ataque de pánico a la vejez las regurgitase sin piedad, sino que todo lo guardado había dejado un poso lo suficientemente importante como para seguir degustándolo a lo largo del camino por andar. Cada poso, cada gota, cada vivencia han ido haciendo que el contenido de mi vaso sea único, y ha llegado el momento de seguir saboreándolo, disfrutando de los dulces y de los amargos.

Aquella mañana en los Andes, hace ya más de 3 años, cambió todo y no cambió nada, imagino que este tipo de proceso, no se si de la cabeza o del corazón, se da sin más, a algunos les asalta en la cama de un hospital tras una experiencia vital traumática, a algunos les llega con la vida en pareja o con los hijos, a otros les llega a los 30, o a los 40, o nunca, y a otros simplemente nos asalta en medio del mejor camino, ante el mejor paisaje y con los mejores compañeros de viaje.

Así que hoy, a puntito de llegar a la edad de cristo al ser crucificado, me reafirmo más que nunca en mi decisión de saborear la vida a otro ritmo, con más ilusión que nunca, con los zapatos ebrios de kilómetros caminados, llenos de remiendos, parches y agujeros, sin ninguna necesidad de ponerme unas zapatillas nuevas más brillantes ni más modernas, sino con las que ya saben de caminos andados, que son sin duda las más cómodas, con las que he caminado muy feliz otro año, y con las que seguro caminaré hasta el último de los peajes…

viernes, 1 de marzo de 2013

La vuelta al mundo sin zapatos...

Arranca marzo, y con el poco a poco llegará la primavera, el buen humor, las flores, y, en mi caso, el pasar páginas repletas de Nerudas y Benedettis, de palabras con alma y rima. Y como soy de compartir, y además esto es gratis, os dejo con uno de esos retazos del alma de Pablo Neruda que tanto remueven por dentro, se titula el barco, y es más que adecuado a como está el mundo....


Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo


por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?

Queremos mirar las nubes,

queremos tomar el sol y oler la sal,

francamente no se trata de molestar a nadie,

es tan sencillo: somos pasajeros.

Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:

pasa el mar, se despide la rosa,

pasa la tierra por la sombra y por la luz,

y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.

Entonces qué les pasa?

Por qué andan tan furiosos?

A quién andan buscando con revólver?

Nosotros no sabíamos

que todo lo tenían ocupado,

las copas, los asientos,

las camas, los espejos,

el mar, el vino, el cielo.

Ahora resulta

que no tenemos mesa.

No puede ser, pensamos.

No pueden convencernos.

Estaba oscuro cuando llegamos al barco.

Estábamos desnudos.

Todos llegábamos del mismo sitio,

Todos veníamos de mujer y de hombre.

Todos tuvimos hambre y pronto dientes.

A todos nos crecieron las manos y los ojos

para trabajar y desear lo que existe.

Y ahora nos salen con que no podemos,

que no hay sitio en el barco,

no quieren saludarnos,

no quieren jugar con nosotros.

Por qué tantas ventajas para ustedes?

Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?

Aquí no están contentos,

así no andan las cosas.

No me gusta en el viaje

hallar, en los rincones, la tristeza,

los ojos sin amor o la boca con hambre.

No hay ropa para este creciente otoño

y menos, menos para el próximo invierno.

Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta

al mundo, a tanta piedra en los caminos?

Sin mesa dónde vamos a comer,

dónde nos sentaremos si no tenemos silla?

Si es una broma triste, decídanse, señores,

a terminarla pronto,

a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.

Y llueve sangre.