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lunes, 30 de julio de 2012

Sin disculpas

En otro momento les pediría que disculpasen las molestias, pero que durante unos días iba a estar cerrado el txiringuito, ausente de mis pensamientos, ocurrencias e historias cotidianas, pero si soy sincero, creo que no hay nada que disculpar, es necesaria la pausa de unos días para que las ideas vuelvan a fluir, y para que mis escasas neuronas puedan descansar.
Y es que, a pesar de los aires renovados que traje tras recorrer nuevos caminos y saborear nuevos parajes, siempre queda esa pequeña necesidad de guardarse unos días para uno mismo, para no hacer nada de cara a luego poder hacerlo todo.
Así que nada, no me disculpen, como yo no les disculparé cuando ustedes se ausenten, sean buenos... xD

lunes, 23 de julio de 2012

Reencontrarme con las palabras

Soltar lastre moviendo la pluma, como un peso que cae con cada palabra, con cada sencillo verso, como una bolsa de aire que aparece con cada rima. Esa es, en el fondo, la motivación que siempre me ha llevado a escribir esos otros pedazos de mí, los que no se dejan caer por este rincón.

Hacer que la pluma y el papel recojan las tristezas, anhelos y sueños, siempre me ha resultado un ejercicio fundamental para acercarme a ese equilibrio que nunca había tenido, y que ahora me proporcionan tus latidos, miradas y sonrisas.

Pero a pesar del equilibrio, en el fondo de mi, siento que sigo necesitando las palabras, esas palabras que desaparecieron tanto tiempo, que se perdieron entre noches demasiado oscuras para ser plasmadas, y que hace poco volvieron a aparecer, entre atardeceres y miradas al horizonte.

Así que, poquito a poco, sin estresarlas, con el cuidado justo para que no vuelvan a marcharse, se va acercando la hora de volver a acariciar estrofas y versos imposibles, de besar tus labios también entre líneas y rimas, de volver, a fin de cuentas, a reencontrarme con mis propias palabras…

miércoles, 18 de julio de 2012

Sin perder la sonrisa

Y es que al mal tiempo, buena cara, porque la sonrisa, al fin y al cabo, es de las pocas cosas que no van a conseguir robarnos...

lunes, 16 de julio de 2012

Ni padres ni cuentos...

Siempre que escucho esta canción hay algo en mí que se estremece, algo se desde dentro despierta mis sentidos y me obliga a no olvidar que si hoy disponemos de ciertas libertades y unas condiciones de vida más que dignas, sin duda se debe al sudor y la sangre derramada por aquellas personas que se partieron la cara por conseguir un mundo mejor.

Cuando hoy enciendo la televisión, o salgo a la calle a protestar, siento una enorme impotencia. Una enorme impotencia, y una enorme duda sobre que será lo que nosotros, humanos del siglo XXI, le contaremos a nuestros hijos.

Porque el futuro está sólo en nuestras manos, y las opciones son pocas y concisas. A mi me gustaría contar, esa historia tan bonita, de la plaza de Sol iluminada con las ilusiones de quienes querían cambiar el mundo, me gustaría contar ese cuento de mineros y obreros que no permitieron que nadie pisotease sus derechos ni jugase con su pan, me gustaría contar la historia de miles, millones de Che Guevaras que aportan con susu sueños y sus utopías aire a nuevas revoluciones, me gustaría contar la historia de que la gente por fin comprendió lo que les unía y derrocó a quienes sólo se dedicaban a separar y abusar.

Y luego está la otra opción, la del camino que llevamos, en la que no hay padres, ni hijos, ni cuentos, ni nada más que recuerdos de lo que una vez pudo ser.

Entonces… ¿Qué historia escribimos?

miércoles, 11 de julio de 2012

Carta al Olentzero

Querido Olentzero:

Ya sé que hace muchísimos años que no te escribo y que, además, aún es pronto para pedir nada de cara a las consumistas fechas de fin de año. Por lo tanto, como comprenderás, esta no es una carta más que unos padres imitan echar en el buzón y que luego compensan con caros sobornos comprados en el corte inglés, no, esta carta es algo diferente a lo que estarás acostumbrado.

Si te soy sincero, hasta ahora, nunca había creído en ti. Un carbonero que en nochebuena anuncia la llegada de una buena nueva trayendo regalos a todo el mundo, que cosa más ridícula… hasta hoy. Hoy, tú y tus hermanos, que trabajáis el carbón dejándoos el pellejo pero siempre con la cabeza bien alta, habéis convertido en realidad vuestro particular cuento de navidad.

Vosotros y vosotras, carboneras, con vuestra lucha incesante por defender lo que tanta sangre y tanto sudor os ha costado, nos habéis traído la buena nueva. La buena nueva de que se puede plantar cara a un sistema feroz que no entiende de derechos, justicia o estómagos vacíos ante platos sin pan. La buena nueva de que hay quien no se rinde, de que aún quedan esas personas imprescindibles que luchan un día sí y otro también, pase lo que pase y pese a quien pese. La buena nueva de que hay quien no se da por vencido, quien aún no se ha colocado la venda en los ojos ni se ha vuelto sordo ante tanta mentira. La buena nueva es que por fin hay un espejo en el que mirarnos, un espejo negro carbón que desprende rabia y ternura a partes iguales, un espejo en cuyo reflejo volver a encontrarnos.

Ese, Olentzero, ese es el regalo que nos has traido a todos, niños y grandes: esperanza. La esperanza de creer que aún sigue siendo posible ese otro mundo que tanto hemos pregonado, y de que la única batalla que se pierde es aquella que se abandona.

Eskerrik asko Olentzero, benetan.


martes, 10 de julio de 2012

De mentiras y sordos

Y es que el mundo está cada vez peor, vale, no es nada nuevo, los seres humanos hace tiempo que parece que hemos entrado en una espiral de egoísmo y atontamiento colectivo de la que es imposible escapar, pero es que últimamente, el homo sapiens ibericus está que se sale de la tabla.


Un país, región, banda, cuadrilla o lo que sea gobernada por una banda de mangantes manipuladores y mentirosos (aunque lo ponga en femenino que nadie se piense que me olvido de ESPE y compañía) que son votados por un atajo de marionetas ciegas y sordas sin capacidad alguna de reacción. Empiezo a pensar que, en este país, la gente sería incapaz de levantar la mano ni tan siquiera para sacar una pajita por la que respirar bajo el enorme montón de mierda que le echan encima.

Mentiras, a todas horas, sin disimulos y a cada cual más gorda, mentiras para bajar sueldos, mentiras para despedir gratis, mentiras para subir los impuestos, mentiras para rescatar los bancos que ellos han hundido, mentiras para reprimir, mentiras para amnistiar fiscalmente, mentiras para construir megaeuroputiclubscasinos, mentiras, mentiras, y más mentiras.

Y al otro lado, sordera, o, lo que sería más grave, indiferencia. Porque si el problema es de enormes tapones de cera mentales, por complicado que parezca todo nuestro trabajo debería centrarse en construir el algodoncillo mágico que devolviera a la gente la capacidad de escuchar y de sentir vergüenza al escuchar lo que policías, jueces, políticos y banqueros escupen y vomitan por sus asquerosas bocas un día sí y otro también. En cambio, si ese no es el problema, y es que ya hemos asumido como sociedad el sálvese quien pueda y el jesusito que me quede como estoy aunque sepa que es imposible, habrá que empezar a pensar que el combate no debe centrarse sólo en derribar a los pastores, sino también al rebaño…

viernes, 6 de julio de 2012

Mírame a los ojos

En pleno proceso de revolución tecnológica, no seré yo quien diga que todo lo que conlleva sea malo, ni mucho menos, lo que me sorprende, y cada día más, es la forma en la que utilizamos cualquier cosa nueva que cae en mis manos.
No tengo guasa, digo… no tengo whatsapp, no porque no lo vea útil, ya que, como demuestra este rinconcito, comunicarme con la gente es algo de vital importancia para mí. Pero, a pesar de ello, he de reconocer que la vorágine ha llegado a un punto en el que da miedo meterse, porque parece no haber salida ni vuelta atrás.

Gente tomando una cerveza en una terraza sin mirarse, personas más pendientes de si hay wifi donde van que de donde van en sí mismo, zombies que caminan sin mirar ni al suelo ni a lo que tienen delante y, algo que me resulta curioso, gente que ya no se mira, en el metro , en el autobús… en ningún sitio.

He pensado siempre que la mirada de las personas es algo fantástico, te pueden engañar con las palabras, los gestos, incluso con una sonrisa, pero la mirada es diferente, no puede ocultar lo que realmente se siente.

Antes, cuando te montabas en el metro, podías percibir las distintas miradas de la gente, miradas curiosas, miradas dormidas, miradas indiferentes, miradas interesadas, miradas despectivas, miradas de coqueteo, miradas, miles, cruzadas, la mayoría sin significado alguno, pero miradas, muchas miradas, como una pequeña red que te conectaba con el resto de esos anónimos compañeros de vagón, un pequeño chute de humanidad para afrontar el día a día.

Ahora ya no queda nada, cada cual a su mundo virtual, ajeno a los demás, ajeno a lo real, a lo humano, ajeno a lo que le convierte en persona. Lo triste es que terminaré sucumbiendo como el resto, terminaré con ampollas en los dedos de tanto escribir estupideces y con la vista destrozada de tanto mirar la dichosa pantallita, pero, por favor, si esto pasa, y te cruzas conmigo, mírame a los ojos…

miércoles, 4 de julio de 2012

Hoy quiero...

lunes, 2 de julio de 2012

El unico espectador

A veces, en esos momentos en los que tengo debates mentales conmigo mismo para asegurarme de que sigo el camino que quiero y no el que me digan que debo, me ocurre que no comprendo esa duda eterna de la gente sobre si ser siempre uno mismo pase lo que pase y pese a quien pese, o si a veces adaptarse un poco a lo que la gente desearía de tí.

La verdad es que yo nunca he tenido dudas en este aspecto, me debo total y absoluta fidelidad, en ocasiones caeré simpático, en otras me vencerá la timidez, la mayoría de las veces seré bastante payaso y muchas veces dirán que de bueno soy tonto, pero en todas y cada una de esas ocasiones lo que tendré muy claro es que soy yo mismo, sin máscaras ni maquillajes más allá de una sonrisa casi perenne y unos ojos de niño que siempre me ayudan a ver la vida desde mi prisma particular.

Siendo sincero no es una cuestión de rebeldía, no soy una persona a la que le cueste adaptarse a medios, incluso hostiles, pero aún así creo que el serme fiel es algo totalmente necesario. Vida tenemos una, corta o larga dependerá de cómo se viva más que de los años sumados, y compañeros y compañeras de viaje muchos, algunos de a penas unos días, otros de años, incluso habrá con quienes compartamos vida, latidos y abrazos, pero si de algo estoy seguro, es de que la única persona con la que debemos compartir todos y cada uno de los segundos, la única persona a la que no debemos defraudar, a la que debemos ser fieles, y a la que el último de los días deberemos rendir cuentas, es a nosotros mismos.