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miércoles, 24 de octubre de 2012

Mi tiempo es mio...

Dentro de este círculo vicioso en el que nos mete la sociedad en que vivimos de vivir para trabajar más que trabajar para vivir, ayer tuve la tremenda suerte de asistir a un curso sobre gestión del tiempo.

El curso en cuestión enmascarado tras un telón de ser un camino hacia la felicidad personal más que un método para el aumento de la productividad, consistía en aplicar una serie de mecanismos para, por decirlo de alguna forma, aprovechar todo el tiempo haciendo todas las cosas que se pueda sin dejar un recoveco a que la imaginación te distraiga.

Tener la cabeza ocupada con cosas pendientes te distrae de tus deberes y la no concentración trae consigo ansiedad, stress e infelicidad. Señoras, señores, personas de género indefinido, eso es, por decirlo de una forma simple, una soberana estupidez.

Y no lo es por el hecho de aprender a organizar tus tiempos y aprender métodos para evitar el dejarte cosas en el tintero, lo que no tiene que ser negativo en sí mismo. Lo es por el hecho de negar la mera esencia del ser humano y relegarnos a un comportamiento en el que prima la productividad material antes que la intelectual.

Tal vez aún exista quien tenga dudas, pero lo aclaro: no somos máquinas. Sentimos, pensamos, nos despistamos, nos llevamos al trabajo el tengo que hacer la compra y el tengo que visitar a mi amigo Juanito, y eso no sólo no nos hace peores, sino que nos hace humanos, valor por lo visto innecesario para empresas que solo quieren mas y mas y mas.

Y si no quieren entenderlo que no lo entiendan, y que destinen mi tiempo de productividad a enseñarme métodos para ser productivo, que yo seguiré con la cabeza en cualquier sitio más bonito que en una oscura sala de formación de Madrid…

jueves, 18 de octubre de 2012

Los jueves... al sol! xD

Y es que hay que tomarse la vida con humor, o dejar de tomársela...

martes, 16 de octubre de 2012

731 días de ti

Sería imposible contar, de ninguna de las maneras, cuantas sonrisas, miradas o latidos caben en 731 días, imposible cuantificar los sentimientos vividos o encerrar aquí en un puñado de palabras todo lo soñado a lo largo de estos dos años.

Dos años desde que la noche nos invitó a conocernos, a compartir miradas cómplices, canciones desgarradas y sonrisas que enamoran el alma, dos años desde que comencé a labrar mi propio destino en una carrera de fondo que me llevase hasta ti, pasase lo que pasase y pesase a quien pesase.

Dos años, en los que has cambiado mi mundo, en los que hemos cambiado los sueños propios para ir creando poco a poco uno que fuera sólo nuestro, uno en el que las pequeñas piedras del camino nos enseñasen el valor de levantarse y seguir caminando siempre que los pies me siguieran llevando a la utopía de tus ojos y tus labios.

Dos años para vivirte sin más tregua que la que me ofrece tu cálida trinchera, para sentir que mis sueños no son más que humo si tu no estás en ellos, dos años desear que no hayamos sino comenzado a dar los primeros pasos de un largo camino juntos, dos años, sin ninguna duda, para amarte…

lunes, 15 de octubre de 2012

Los sanfaustos...

... y sus consecuencias...










martes, 9 de octubre de 2012

Cascabeles, muchos cascabeles

Da lo mismo los años que pasen, la llegada de estas fechas siempre me ponen de buen humor, es algo así como si de nuevo el chaval al que por unos días le dejan salir a divertirse volviera a emocionarse con la idea de enfundarse en el traje de fiestas.

 
Pasan los años y el ritual, aunque cambie de lugar, sigue siendo el mismo, los pantalones azules, camisa blanca, blusón, pañuelo, medias blancas encima del pantalón, abarkas y gerriko negro para terminar el disfraz que durante una semana nos va a hacer olvidarnos de las tristezas cotidianas entre noches cargadas de reencuentros, canciones y largos tragos de zurrakapote. Y entre todo esto, cascabeles, muchos cascabeles.

 
Cascabeles que sirven para anunciar con su tintineo el comienzo de 8 días de disfrute, cascabeles cuyo sonido se amontona durante la bajada o que acompañan al solitario borrachín en su vuelta a casa mientras el sol asoma con el cierre de las lonjas.

Cascabeles, que, al fin y al cabo, no son más que la esencia de lo que durante unos días nos hace olvidarnos de lo gris que está el mundo, de la apatía de la sociedad y de la aburrida cotidianeidad para sacar lo mejor que hay en nosotros, y compartirlo con la gente a la que queremos.

Ojala en el mundo hubiera más semanas repletas de cascabeles, de muchos cascabeles….

jueves, 4 de octubre de 2012

Los jueves, reir por no llorar

Ainsss.... pais....



lunes, 1 de octubre de 2012

Salir, beber...

Es curioso como según va pasando el tiempo y más piensas en que ya no tienes edad para ciertas cosas, tu cabeza loca y tu cuerpo de repente deciden poner a prueba hasta que punto es cierto, en una especie de espiral suicida sin sentido que, asombrosamente, no termina en una explosión autodestructiva.
48 horas son más que suficientes para ponerte a prueba y darte cuenta de que los años no pesan si se juntan los ingredientes exactos. Y da lo mismo que se unan varias horas de incesante lluvia y barro o noches en las que el termómetro no da tregua, si la mezcla se completa con buenos amigos, acordes revolucionados acompañados de desgarradas gargantas y tus besos y miradas a la luz de la luna, el cóctel es perfecto.

Porque cuando se tiene todo si no tocan nuestras canciones ya las destrozamos nosotros, porque si llueve nos ponemos el flotador y disfrutamos de charca, porque no hay frío que no calienten nuestras sonrisas y no hay noche lo demasiado larga si puedo perderme en tus ojos a cada minuto, porque en el fondo, siempre nos ha perdido salir, beber…