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miércoles, 30 de junio de 2010

El matón de la escuela

Una vez más, como casi todas las veces que hay una huelga, en el día después aparecen debates vivos, y generalmente poco provechosos, sobre el derecho de lxs trabajadorxs a ir a trabajar. He tenido que darle vueltas, para encontrar una metáfora, una historia simple pero a la vez clarificadora para explicar como el sistema se las arregla para conseguir confrontar a lxs trabajadorxs siempre que esto ocurre, haciendo que nos peleemos lxs unxs con lxs otrxs para que, quien es realmente el culpable de la confrontación, que no es otro que el sistema capitalista, salga una y otra vez impune.

Imagínense, cuando eran niñxs, que en el colegio, todos los días, hubiera un chico enorme, que exigiera a todxs lxs estudiantes que les hiciera los deberes, a cambio de no robarles el bocadillo del recreo.

Todos los días, todxs lxs estudiantes, sin rechistar, se levantan de la cama, van a su escritorio y trabajan duro para hacer los deberes que ese matón de patio de colegio les ha exigido, a cambio, ese día tendrán algo de pan que llevarse a la boca.

Pero un día, un gran grupo de estudiantes, hartxs, decide que ya basta, que el día siguiente no realizarán los deberes para el matón, que ese día no irán a clase y así el matón no tendrá deberes que presentar a sus profesores y tal vez así aprenda la lección.

Lxs estudiantes saben perfectamente que si no van a clase eso les supondrá una falta grave, pero eso no les importa. A primera hora de la mañana están en la puerta del colegio, tratando de evitar que nadie pueda llevar sus deberes al matón, ya que si eso ocurriera de nada habría servido su sacrificio.

Al llegar al colegio se monta la pelea, aparecen estudiantes que han hecho los deberes del matón y exigen poder entrar, están en su derecho de ir a clase, no tienen por qué tener una falta grave porque algunxs hayan decidido revelarse, es más, aparecen los matones y dan una paliza en la puerta del colegio a quienes tratan desesperadamente de evitar que sus compañerxs sigan siendo cómplices de las injusticias que se están cometiendo en el patio del colegio.

Al día siguiente en el recreo todxs vuelven a ser iguales, todxs han tenido que hacer los deberes, a todxs les ha quitado el bocadillo, eso sí, en la esquina hay un grupo de chicxs, con una falta grave y un ojo morado, recriminadxs por el resto de sus compañerxs, que siguen sin entender por qué, el día anterior, intentaron vulnerar su derecho a ir a clase.

lunes, 28 de junio de 2010

Ohhhhhh yeahhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 25 de junio de 2010

La vida puede ser maravillosa....

jueves, 24 de junio de 2010

Fuego purificador

Es algo mágico, enigmático, que nos atrae como un imán y nos envuelve en extrañas sensaciones. Más que por el hecho de que sea la noche más corta del año, si hay algo que vuelve especial a la noche en la que lxs paganxs celebramos el solsticio de verana, eso es sin duda el fuego.

Esas hogueras, esas llamas, esas brasas iluminando la infinita noche estrellada tienen algo especial. El fuego, la llama que nos purifica y nos lleva a un estado cuasihipnótico que no nos permite apartar la mirada de ella. Esas llamas que incitan al baile, a la amistad, a quemar y llevar a cenizas todas aquellas cosas que te lastran en tu caminar, esas llamas que hacen desaparecer en forma de humo esos malos augurios y sensaciones y te permiten tener los mejores deseos y los mejores recuerdos para ti para la gente que de verdad te importa.

Ese fuego, símbolo de el nuevo camino que surge sobre las cenizas de los tropiezos pasados.

miércoles, 23 de junio de 2010

Pasan los dias

Y los días pasan y pasan, cada vez más rápido, en una increíble transición de noviembre a junio en un chasquido, como si nos hubieran robado una primavera que sólo ha existido en las hojas del calendario.

Y los días pasan, y el humor cambia, y voy de bote en bote, de poesía escrita a la poesía hecha notas musicales, tan rápido como se han ido las nubes he dejado por un momento la antología de Neruda para coger el Back in Black y volver, una vez más, a tener 15 años, esos 15 que tal vez nunca he dejado de tener, pero que tal vez no siempre he sabido aprovechar.

Y los días pasan, y los kilos se marchan, y el increíble Txino menguante está cada día más feliz, con sus metas y objetivos cumplidos, dándole vueltas a nuevos sueños, creando nuevas estatuas de arena y pensando en cómo comenzar a caminar por las nuevas sendas que el futuro me depara.

Y los días pasan, y con la llegada del verano le he abierto un poco la persiana de su ventana a mi oxidado corazón, y se ha levantado, un poquito, a ver los rayos del sol, y, tal vez, quien sabe, un día de estos, le abra la ventana.

Y los días pasan y pasan…

lunes, 21 de junio de 2010

Que bueno que viniste

Si bien no es ya raro, aunque sea de pascuas a ramos, verme publicar algo de poesía en este rincón, ver como me dejo envolver por mis momentos de melancolía y como las plumas que escribieron los versos que encienden mentes y corazones se dejan caer por aquí, no es menos cierto, que es muy extraño, que sea yo quien deje mi propia poesía plasmada en estas líneas.
Y no es que no la deje porque no exista, porque no se escriba, porque no la viva y la sienta. Así que hoy, tal vez por variar, tal vez porque ultimamente el cuerpo me lo pida, os regalaré mis líneas, mis palabras, mis versos caóticos sin medida ni rima, os regalaré un pequeño retal de lo que ocurre en las horas en las que nadie me ve ni me escucha, y sólo soy pluma, corazón y papel.

Que bueno que viniste
lejana, rauda, veloz,
como el susurro de una voz
ya casi olvidada
que llega para despertar recuerdos y sentimientos.

Que bueno que viniste
que llegaste,
que me viste y me besaste fugazmente,
a mi
que te tenía enterrada en el más profundo de los olvidos.

Que bueno que viniste,
a recordarme que soy humano,
que sigo vivo
que siento, palpito, sueño y muero
cada vez que veo tu sombra acercarse a mi puerta.

Que bueno que viniste
a visitarme,
de paso,
para volver a marcharte,
amenazando volver, evitando quedarte, queriendo fugarte.

Que bueno que viniste soledad,
a visitarme,
porque contigo me hayo, sin ti no me encuentro,
y en el profundo anhelo de que desaparezcas,
construyo mis sueños

viernes, 18 de junio de 2010

El adiós de otro imprescindible

Disfrutemos, una vez más, con sus maravillosas historias... descanse en paz Saramago.



jueves, 17 de junio de 2010

Apaga la luz

Si un día se fuera la luz, da la impresión de que el mundo se iría al garete, de que sumidxs como estamos en la vorágine del consumo y en la era tecnológica no sabríamos qué hacer, como reaccionar, como vivir.

Sin embargo, yo estoy convencido de que , una vez superado el lógico caos de las primeras horas o días, no sería tan difícil volver a reinventar nuestro modo de vida, puede que con menos comodidades en lo tecnológico, pero seguro que con mucho mayor desarrollo en las relaciones, en el compartir, en lo personal, en lo humano.

Ayer, una vez más, y ya son unas cuantas, mi barrio se quedó a oscuras, y los televisores dejaron de absorber nuestra atención, y los ordenadores aparcaron por unas horas las relaciones virtuales, y se hizo el silencio, y desaparecieron las prisas.
Y gracias a ello apareció el momento para encender las velas, para disfrutar del sonido de un djembé, para que la luz de un candil iluminase páginas llenas de sentimiento escritas por la melancólica mano de Neruda.

Y se fueron las horas, y se fue la noche, y no hizo falta la luz, y desapareció todo lo artificial, y quedó el momento genuino, auténtico, inigualable, de sentirse a gusto con unx mismx haciendo lo que de verdad el cuerpo, la mente y el corazón te piden sin aditivos ni aderezos.

martes, 15 de junio de 2010

Día cero

Como volver a empezar pero con el conocimiento de lo ya vivido, como si fuera el abrir los ojos a un nuevo día, la primera piedra de una nueva casa construida sobre los cimientos de la anterior.
Es una sensación esperada, que creía, pensaba, deseaba, llegara hoy, y que se ha visto acrecentada por un pequeño gran sobresalto que le ha dado un extraño matiz angustioso a su llegada.

Cumplir metas, crear nuevas, valorar el trabajo realizado, valorarte a ti y marcar un nuevo comienzo hacia un destino de metas inciertas. Ese es el día cero, ese es el día de hoy. Ese es el día en el que un simple artilugio que para nada debería tener ningún valor, como es una báscula, te indica que con fuerza de voluntad, constancia y fe ciega en uno mismo las metas se alcanzan y los sueños se cumplen.

Llegar a la meta, con el tragicómico sobresalto de llegar a pensar ayer que podía terminarse el camino, en ese segundo eterno que en una carretera puede separar la vida de la muerte y que no quedó más que en un susto, uno de esos que al resto del mundo les hace convencerse de integrar en su vivir ese Carpe diem que yo asumo ya como vital cada día al poner un pie fuera de la cama. Uno de esos sustos que deja la tremenda reflexión sobre las personas que pasaron por mi mente en ese interminable aunque brevísimo instante, uno de esos sustos que te hace sentir que vuelves a empezar de cero en el camino de la vida, con reloj y zapatos nuevo.

Por eso, y por todo, hoy es un nuevo día, pero es el primero. El primero para echar abajo las estatuas de arena que en mi mente había construido y comenzar a soñar unas nuevas, sin prisa, sin pausa, sin dirección ni rumbo prefijados, comenzando desde cero.

lunes, 14 de junio de 2010

La danza de la lluvia

Ni la oscuridad, ni la lluvia, ni el fresco ni el mayor de los vendavales han podido ni podrán parece, detener nuestro danzar sobre el escenario de la vida.

Más allá de lo incómodo de esquivar las zancadillas que el clima nos pone para poder bailar a nuestro aire, en los días oscuros somos capaces de inventarnos nuestra propia danza de la lluvia y seguir tejiendo lazos tan invisibles como indisolubles.

Bajo la lluvia andamos, danzamos, charlamos, paseamos, bebemos, reímos. A escondidas de la lluvia celebramos las amistades que resisten al paso de los años y los kilómetros, reinventamos nuestras historias, compartimos el presente como si ya fuera pasado y creamos el futuro que esperamos compartir en próximos encuentros. A escondidas de la lluvia si, las horas pasan entre charlas interminables al igual que en otros momentos lo hicieron en Italia o Inglaterra, siendo conscientes de que el paisaje y el país no es sino un mero elemento decorativo de la historia que cuenta nuestra amistad. A escondidas de la lluvia, saboreamos cada segundo de reencuentro, con la incertidumbre de cuando será el siguiente, con la duda del dónde, y con la única certeza de que, nuevamente, escondiéndonos de la lluvia, o bajo el sol más abrasador, brindaremos por nuestra amistad y sonreiremos ingenuos, sintiendo que de verdad podemos cambiar el mundo sólo con desearlo.

No será la lluvia, por tanto, lo que recordaremos de estos días, sino el baile que conseguimos realizar, una vez más, al son que marcaban nuestros corazones.

jueves, 10 de junio de 2010

Quien nos ha robado la primavera?

Por el verano, todavía ni pregunto, pero, se puede saber quien nos ha robado la primavera? Que son muchos meses oscuros, meses de nubes, meses de lluvia, meses de frío, de tristeza, de duro trabajo… y ahora ya tocaban las flores, el sol, la arena, la ropa ligera…

Como pille a quien se haya llevado el sol, que se vaya preparando…

miércoles, 9 de junio de 2010

El camino...

Hay días en los que unx está harto de pasar su tiempo entre autopistas, aeropuertos, deprisa y corriendo por las vías que la sociedad impone. Hay días, en los que unx, sólo quiere ponerse las botas nuevas, y desgastar sus suelas andando por el camino de la vida...

martes, 8 de junio de 2010

Terremoto emocional

No es ningún secreto, la amistad se basa, muchas veces, en las ganas que le pongas, no importan las distancias, ni los años que pasen sin ver a personas, ni tan siquiera que a las personas las conozcas de mucho para poder mantener un vínculo vital con ellas.


Estos vínculos se crean con la misma facilidad con la que se disuelven si no se hace nada por mantenerlos, se puede mantener vínculos sólidos a pesar de poner miles de kilómetros de por medio y se pueden perder relaciones que parecen eternas con personas que están al lado, sólo es cuestión de poner cada cual un poco de su parte, y aprender a saborear cada momento como lo que es, único e irrepetible.


Escribo esto porque están siendo estos días en los que mi corazón y mi cabeza sufren un terremoto emocional, en los que cada café y cada conversación se disfrutan de una forma inigualable y en los que me siento realmente triste cuando escucho que hay quien puede contar sus amistades con los dedos de una mano.


Están siendo, sin duda, días bellos, especiales, días de largas charlas para intentar arreglar el mundo con ese tío de los fragel al que en breve le devolveré visita y veladas de insomnio en las tierras del norte. Son días de recuerdo de épocas de estudio, de viajes, de luchas, de mil historias que surgieron aquel año en el que, como quien dice, estuve de Erasmus en mi propia ciudad. Son días de charlas cibernéticas con calor de pueblo, con sabor a solidaridad y recuerdos de lo vivido al otro lado del charco. Y son días también de disfrutar de lxs amigxs que están aquí, de lxs de siempre, de lxs que nunca fallan.

Son días, en resumidas cuentas, para vivir.


miércoles, 2 de junio de 2010

Un buen día

Existen días, muchos más de los que creemos, en los que de verdad merece la pena levantarse de la cama. Vale, puede que unx mire por la ventana y el cielo está tan gris como el mundo que dibujan las terribles noticias que los “informativos” nos escupen todas las mañanas durante el desayuno, pero aún así, hay días en los que a unx no hay nada que le pueda cambiar la sensación de satisfacción consigo mismx.

Son esos días en los que puedes sentir el olor de la meta tras mucho tiempo recorriendo un largo camino de superación personal. Son días en los que aprendes a valorar tus capacidades, aprendes a abrir los ojos y darte cuenta de que eres más capaz de lo que podías imaginar. Son días en los que mirar atrás todo el camino recorrido, todas las piedras esquivadas y todas las caídas y tenerlas en mente para no desfallecer en los últimos metros de la carrera. Son días en los que la palabra constancia adquiere un significado más allá de ser un simple valor más, para convertirse en guía y convicción.

Ayer fue uno de esos días, la meta está ahí, ya falta poco, muy poco…