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martes, 28 de septiembre de 2010

No se como se hace...

Lo siento, lo he intentado y no se, no me sale. He intentado ser totalmente ajeno a los problemas y las injusticias, callarme cuando se quebrantan los derechos de las personas o incluso cuando estos se eliminan en pos del beneficio común.

He intentado dejar de soñar, dejar de vivir, dejar de luchar. He intentado conseguir vaciar mi cabeza y mi corazón cada vez que se comete una injusticia para poder pasar de largo sin tan siquiera pestañear.

He intentado ser una oveja más del rebaño, atender a los ladridos de los perros de mi amo, no salirme nunca del redil, balar cuando se me de permiso y dejarme esquilar cuando al señor de la vara le apetezca.

He intentado ver, oir y callar. No salirme del renglón establecido, seguir el juego a quienes dictan las normas y no quebrantarlas ni cuestionar su autoridad por injustas e inmorales que me parezcan sus imposiciones.

Lo siento, he intentado dejar de ser humano, y mañana ir a trabajar, como haréis muchxs de vosotrxs, he intentado dejar de luchar por todo aquello en lo que creo y cerrar la boca para siempre, pero no se como se hace...

lunes, 27 de septiembre de 2010

No estamos locos

Que sabemos lo que queremos. Tal vez no sea lo mismo que quiere el resto del mundo, tal vez de vez en cuando queramos ser más idealistas de lo debido y en la mayoría de las ocasiones somos más imprudentes de lo deseable, pero sin duda disfrutamos de nuestra dulce locura.

Lo que queda claro es que últimamente queremos ser felices, y nada tiene la fuerza suficiente para interponerse en nuestros caminos. Queremos disfrutar de tardes de cánticos, bailes y amistad como cuando éramos niños sin ninguna preocupación, simplemente disfrutando de nuestra infinita estupidez. Queremos cantar hasta desgarrar nuestras cuerdas vocales, cantar a la luna, a las estrellas y a lo que haga falta con tal de no dejar ni una nota sin su letra. Queremos reir, hablar y deambular de un lado a otro, de persona en persona, de mundo en mundo y de abrazo en abrazo. Queremos jugar, queremos mirar tímidamente, queremos sentir una vez más, aunque sea de forma efímera, que existe el amor a primera sonrisa.

Queremos, a fin de cuentas, saber que seguimos siendo simplemente nosotros, pase lo que pase y pese a quien pese, disfrutando de la locura, creyendo ingenuamente que realmente sabemos lo que queremos…

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Nuevos aires para Bulbabia

Es la crónica de una despedida anunciada, una de esas que con el paso del tiempo, cuando las historias las contemos en un pasado antiguo y con poco más que el espíritu joven, iluminarán nuestras miradas y sacarán la mejor de nuestras sonrisas recordando lo que fuimos.

Etapas, ciclos, uno tras otro, cada cual con el suyo y yo al de todo el mundo, donde hay un principio es posible que termine habiendo un final, pero lo que es seguro es que donde hay un final, a excepción del definitivo cierre de telón de la vida, siempre existe un principio de algo nuevo.

Fuimos algo más que tres amigos enamorados de nuestra forma de vivir individualmente, pusimos en marcha nuestra aventura y la sacamos adelante con voluntad y mucho humor. Construimos un pequeño fuerte que sabíamos el tiempo conseguiría diluir, y en ello estamos. Tres mosqueteros que, cada cual, termina dejando su espada allá donde ha querido, o el camino le ha llevado.

No es triste del todo, la verdad, sólo es un paso adelante, y en el camino hay ya buena compañía, compañía para seguir viviendo sueños y soñando vidas, y para que cuando lleguen nuevos finales y principios, y una vez más recordemos lo que fuimos, no haya lágrima que tape nuestras sonrisas.

Larga vida a Bulbabia!

lunes, 20 de septiembre de 2010

Alma de payaso

Seamos sinceros, nunca lo hemos negado, y toda la gente que nos conoce, aunque sea un poco, es totalmente consciente de ello: somos unos payasos.

Y que nadie se engañe, pueden aplicar la definición en cualquiera de sus acepciones, no ofende, ni de lejos. Bufones de la vida, de la noche, de lo bueno y de lo malo, afrontando las zancadillas como si fuesen un mal chiste que necesitaba ser contado y con la necesidad de tener siempre cerca una sonrisa, nuestra y de quienes están con nosotros.

No renegamos, ni lo hemos hecho nunca, de los momentos de sufrimiento, pero lo que sí que es seguro es que los tomamos prestados de la vida de tal manera que no dejamos que duelan lo suficiente. Somos genios de la mofa, la chanza y la autocrítica, tapamos cicatrices con pintura blanca, le ponemos su sombrero a nuestras soledades y nuestras lágrimas son absorbidas por enormes narices rojas de espuma, y ante todo, siempre, tenemos una flor y una sonrisa que ofrecer a quien lo necesite, muy a pesar de que muy habitualmente tengamos las rodillas peladas de tanto tropezar por culpa de nuestros zapatones, o tal vez precisamente por ello.

Por eso estos días no han sido de locura ni de trastorno, sino el simple espejo de nuestro circo diario, sólo que con un poco más de atrezzo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Cambiando a gris

Que lo bueno no dura por siempre es una verdad tan grande como lo es también que si durase por siempre, no sería bueno ya que no sabríamos apreciarlo. Así que con un punto de resignación, otro de mala leche y uno más grande de indiferencia, es como unx se tiene que tomar eso de entreabrir el ojo por la mañana y pensar que lo más azul que vas a ver por el cielo ese día es, en caso de que exista, a superman.

El cielo es gris y la lluvia cae hacia abajo, y eso no tiene que implicar nada más allá de que hay que guardar la crema solar en el cajón hasta el año que viene. Pero no, las personas nos empeñamos en hacer un huracán de un susurro y convertir en tragedia incluso un hecho inevitable como es el final del verano. Y nos empeñamos en ello con la convicción de que cuanto peor llevemos el otoño y el invierno más goce y disfrute tendremos cuando el sol vuelva a acariciarnos.

Pues no, me niego, estoy cansado de que el gris del cielo me contagie, estoy cansado de los despertares de humor de perros y de sufrir la rutina que yo mismo me impongo como algo inevitable y deprimente. Y es que el camino, nos guste o no, vamos a tener que andarlo, así que más nos vale ponernos un calzado cómodo, cargarnos con la mejor de nuestras sonrisas y, si el gris se torna negro, coger un bonito paraguas con la certeza de que, siempre, pase lo que pase, y llueva lo que llueva, escampa.

martes, 14 de septiembre de 2010

Lo quiero todo!

Todo el mundo, sin excepción, al terminar el año se pone unos objetivos que llevar a cabo y que, en el fondo, suelen ser escasos y no excesivamente duros, ya que todxs sabemos que más que objetivos son deberes y quehaceres pendientes, y además cuanto menos ambiciosos sean, menos nos costará hacer con ellos lo mismo que el año anterior, esto es, abandonarlos.

Yo, en esto, para variar, me dejo llevar por la corriente y soy bastante moderado, que no me gusta desilusionarme más de lo habitual, y por mucho que la gente piense que a veces tengo una fuerza de voluntad sobrehumana, en el fondo me cuesta mucho ponerme a mis cosas.

Pero este año pasado, en un arrebato, mitad de locura y mitad de fantasía, decidí ponerme a mí mismo muchos objetivos, muchas ideas, muchas utopías. Decidí que era hora de proponerme a mí mismo cambiar mi realidad interior de una forma brutal y no cejar en el empeño de conseguir ser quien quiero ser y cambiar las piedras del camino por una enorme alfombra roja. Para no ponerme zancadillas a mi mismo, cogí los sueños, metas y objetivos y me los metí en una gran caja mental que no quise compartir, que quise guardarme con la sola intención de ver hasta donde podía llegar, sin necesidad de jueces ni público, con el único calor de mis propios aplausos y la única crítica de mis propias collejas.

El tiempo ha ido pasando, más rápido a veces de lo deseado y en otras ocasiones con tal lentitud que me ha facilitado las cosas, y haciendo un pequeño repaso, creo que ya he aprobado con nota, he cumplido conmigo mismo y no creo que a estas alturas pueda llegar a decepcionarme, pero, aún así, no pienso detener el paso, que esta vez, para variar, no vale con un mucho, lo quiero todo!

lunes, 13 de septiembre de 2010

Reflejos...

Nunca he tenido claro que la cara fuese el espejo del alma, a decir verdad ni tan siquiera he tenido nunca muy claro que cuando una persona se pone delante de un espejo el reflejo que aparece en él tenga nada que ver con lo que hay al otro lado, más allá de ser una foto del envoltorio de aquello que realmente importa.

Lo que sí que he pensado siempre, es que el mejor espejo de cómo nos sentimos, la imagen real que proyectamos, se puede observar en la gente que nos rodea, en sus caras, en sus gestos, en sus sonrisas.

Y debo decir, que últimamente, mirándome como suelo tener costumbre en mil espejos diferentes y con mil prismas particulares, en algunos conocidos, en otros nuevos y fascinantes y en otros incluso de los que nunca sabes si terminas de conocer, sólo puedo decir que me gusta mi reflejo.

Me gusta lo que veo, me gusto, veo en mi reflejo la comodidad que tengo conmigo mismo, veo cómo se refleja mi cada vez más cuidada paz interior, veo, por primera vez en mi vida, cierto equilibrio y felicidad, por primera vez en toda mi vida, miro lo que proyecto, y el reflejo, me parece, quien me lo iba a decir, terriblemente bonito…

viernes, 10 de septiembre de 2010

Gimme funk

Viernes, sol y party, hoy no hay más que decir, mañana será otro tema, que las noches en fiestas de Galdakao suelen venir acompañadas de lunas y estrellas que pierden las pocas neuronas que nos quedan...

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mar de incertidumbre...

A pesar de mi caótico mundo interior, lleno de indefiniciones, montañas rusas que vienen y que van y castillos de arena que se derrumban solos, siempre he tenido bastante claro cuales son las dos orillas entre las que navego. Tal vez muchas veces lleve mi barca sin velas, otras sin remos y casi siempre termino achicando el agua que trata de hundirme y llevarme al fondo, pero siempre he tenido claro el camino entre la realidad de la que parto y en la que ya no quiero permanecer y el oasis, casi siempre utópico, al que quiero llegar.


Al final, de tanto remar, un poco cansado y un poco con ganas de jota, me he apeado en una pequeña isla, mi isla. En ella la arena es blanca, la playa es paradisíaca, las palmeras me cobijan y las noches duermo bajo un inmenso manto de estrellas, pero mi barca no se mueve. Y no es que no esté bien parar de vez en cuando, pero es que a la hora de volver a empezar a remar sólo se ve agua alrededor y uno no sabe hacia donde salir, no sabe si hacia donde reme estará la tierra de los sueños o asfalto quemado y lleno de cicatrices que no quiere volver a pisar.



Y así, lanzado a mar abierto, sin destino claro ni puerto a la vista, en un mar de incertidumbre, me dejaré caer en mi barca, donde el viento quiera llevarme…

lunes, 6 de septiembre de 2010

El final del verano...

Se va, poco a poco, no del todo hasta dentro de un par de semanas y, sin duda, no de nuestras noches de jarana hasta bien entrado octubre, pero el verano, ese de toalla, presa, terraza y heladito, me temo que se va sin intención de volver en mucho tiempo.

Y digo mucho tiempo porque es cierto que este año pasado ha tenido un verano intermedio, en noviembre buscamos y devoramos el verano austral y se hizo más liviana la cuesta arriba que nos separaba del mes de junio. En cambio, este año, 9 meses, 9 eternos meses separan la última tarde de mate, sol y monte de la siguiente.

Son meses para escapar del gris de mil maneras, soñando mil colores, corriendo contra las aburridas rutinas y tratando de hacer menos solitario en día a día de nuestros estropeados corazones y mentes. Cabe soñar, eso sí, con que el año que viene, si nuestros pies aguantan, volveremos a demostrar que en un año, dos veranos mejor que uno.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Comienzo de curso

Desde niño he tenido la impresión de que quien hizo el primer calendario lo empezó por donde le dio la real gana, porque ya me dirán ustedes a santo de qué el año comienza el 1 de enero, cuando todxs sabemos que realmente empieza el 1 de septiembre.

En cuanto llega septiembre comienza el cambio de ciclo, por norma general empezamos a dejar a un lado los sofocos, calores y disfrutes veraniegos y entramos en las tediosas rutinas que, casi irremisiblemente, nos devorarán durante largos, fríos y grises meses hasta que de nuevo el sol nos indique que vuelven las vacaciones.

Y la verdad es que para comprobar esto sólo hay que salir a la calle, comienza septiembre, y los autobuses y metros se van llenando de personas, bostezos y caras que, a medida que van perdiendo el moreno, se van poniendo más y más largas. La gente que alegremente paseaba por las calles de las ciudades comienza a correr, con prisa y cargada de mal humor, sin ganas de hablar ni toparse con nadie.

Lo que hasta hace dos días eran agradables planes se vuelven obligaciones, lo que ayer era preparar una agradable comida hoy es el odioso “taper”, lo que ayer era ir a pasear con lxs niñxs hoy es tener que llevarlos a X o Y, y así con todo, cambiando realmente nuestra forma de mirar las cosas que hacemos, más que lo que hacemos en sí.

Así que nada, arranca el curso, y parece que será largo, que el año que viene apetece que el año termine en diciembre, así que nos saltaremos el verano y, por lo tanto, habrá que intentar no cambiar los ojos con los que miramos todo aquello que nos puede convertir en personas grises, porque si algo no puede ayudar a sobrevivir a 15 meses de curso es, sin duda, burlarnos de las rutinas y sonreír a las obligaciones.