Nariz roja, ropas de colores, zapatones y una cantidad
ingente de tontería mental, esos han sido durante años los ingredientes de
nuestra fórmula mágica para hacer frente al día a día sin que nos falte la
sonrisa ni el gris termine por oscurecer nuestros ojos de niños grandes.
Lo cierto es que, echando un ojo en ese pequeño rinconcito
que creamos los 2 inseparables payasos viajeros, y a pesar de que la cuenta atrás
hacia el último destino lleva más de 500 días pasada de vueltas, no puedo sino
soltar una gran carcajada y quedarme totalmente perplejo ante nuestra capacidad
idiotizante e idiotizadora.
La verdad es que no sabemos, ni nosotros ni nadie, si la
vida nos pondrá en bandeja el poder volver a cruzar charcos juntos con las
mochilas repletas y los bolsillos vacíos o si tendremos que montar un circo local
para dar rienda suelta a nuestras payasadas pero, en el fondo, la longitud del
camino es lo de menos.
Viajar, soñar despiertos, ilusionarnos, sonreír… no es más que
una actitud ante lo que el camino nos pone por delante, una actitud rebelde ante
un mundo repleto de caras largas, una estampida hacia delante, una máquina de
imborrables recuerdos sobre situaciones que realmente han merecido la pena ser
vividas y, cuya lectura a toro pasado, no puede sino provocar nuevas carcajadas…
1 comentarios:
Si la estupidez diese dinero....seriamos millonarios!
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