Petroleo...

No, no hablo de ese que consumimos sin cesar como si fuera infinito y por el cual invadimos países que creemos democratizar a base de bombas de racimo, sino que hoy toca hablar de otro, menos negro, y con implicaciones menos negativas.
Y es que, tras casi superar la semana de vuelta al infierno tras unos días de parón, toca volver a ¿relajarse? en un nuevo festival.

Esta vez es el turno del Petróleo Rock, y serán dos días para bailar, gritar, beber, fumar, reir, llorar, dos días para que volvamos a despedirnos de las estrellas entre los últimos acordes de una guitarra, dos días para divertirse entre amigos y disfrutar de la música, dos días para bajarnos un ratito del mundo antes de, el lunes, volvernos a subir y recordar que se supone que ya no tenemos edad para estas cosas.

Vuelta a empezar

Volver a madrugar por obligación en vez de por placer, volver a los autobuses y metros llenos de ojeras y caras de sueño, volver a días sin sol ni calor, volver al stress, a la rutina diaria, volver a arrancar después de unos días de paz.
Si soy sincero no es que me haya costado especialmente hoy saltar de la cama para volver a ponerme en marcha, imagino que el día tristón, las nubes negras y las gotas de lluvia han contribuido a que no apeteciera precisamente estar en la playa. Además parece que he recargado las baterías, seguro que no hasta los topes, pero si lo suficiente como para intentar sobrevivir hasta noviembre, hasta ese día dentro de 4 meses en el que me embarque en un avión destino a un viaje seguro increíble, en que no habrá preocupaciones ni problemas, sino tan sólo un mundo nuevo por descubrir.
Hasta entonces, lo de siempre, levantarse temprano y vestirse empezando por la sonrisa, que es lo último que hay que quitarse antes de acostarse, que la vida ya es bastante perra como para andar uno amargándose.

Viviendo

Levantarse temprano, ir a correr al monte, darse una ducha fresca, meterle kilómetros al coche, una conversación con una buena amiga mientras el sol te acaricia en la arena de la playa, comer en buena compañía, ver la tele aunque no den nada, más kilómetros, otra ducha fresca, disfrutar de la cocina, cenar tranquilamente con tus compañeros de piso, echarte un cigarrito, ponerte una peli sin sentido sin importarte la hora a la que termine, sonreir, escribir unas palabras que dejar en el blog, acordarse de aquellxs que te importan, dormir a pierna suelta sin más preocupación que la de devorar un nuevo día.
El trabajo será salud, pero las vacaciones son vida...

Sorginen leizean

Bien, muy bien me están sentando estos días de relax y asueto la verdad. Aunque para ser sincero debería decir que es como si acabase de volver a aterrizar tras unos días de desconexión total y absoluta del mundo.

Unos días en tierras enigmáticas, tierras de brujas, cuevas, akelarres, unos días disfrutando de esos sitios que estando tan cerca parece que muchas veces no existen, unos días disfrutando de carreteras en las que dejar kilómetros para el txinauto, días de cañitas, de paz, días de conversaciones a la luz de un candil, días de reencuentro con personas de un pasado que parece increíblemente lejano, de reencuentro con mis años de universidad, de luchas interminables, montañas de apuntes, trabajos y buen rollo.

Días, en definitiva, para descansar, para cargar las pilas, para empezar a vivir este verano que tanto se estaba haciendo esperar.

Que nadie me eche mucho de menos

Que vuelvo en ná!!!!

Y tras la tempestad...

... llegan las vacaciones, porque ya vale de tanto agobio, de tanto curro, de tantos días grises (que lo seguirán siendo porque por muy vacaciones mías que sean, lxs vascxs llegamos tarde el día que diox repartió el clima) y de tanta tontería. A partir de mañana tengo 9 días para relajarme, descansar, torrarme vuelta y vuelta en la playa, disfrutar de todo aquel que tenga un rato para pasar conmigo, en fin, para cargar las pilas, que ultimamente ando en low batery.

Así que fuera depresiones, fuera crisis existenciales, fuera stress y fuera malos rollos, que hay que disfrutar. El blog imagino que quedará como siempre, en stand by, que a todo no se puede estar, ya se que se os hará duro el día a día sin mi paranoico mundo, pero, como diría Termiantor, volveré, es más, no creo que me vaya muy lejos.

Lo dicho, impaciente espero, que ya no queda nada...

Delete

Hay días que es mejor no levantarse, que es mejor no recordar, que es mejor no revolver la porquería del pasado, que es mejor no pensar, hay días que simplemente es mejor borrar...

De sanfermines y lunes grises

El sábado llegó, pasó y se fue, no se si como uno más, pero lo cierto es que sin más pena que gloria de lo habitual. Imagino que cuando uno pierde su virginidad sanferminil espera que sea la fiesta de las fiestas, aunque, realmente, la noche no dio más de sí que una borrachera tal vez un poco más descontrolada de lo habitual.

Sí que es cierto que se conoce mucha gente, que el hecho de que todo el mundo sea de fuera propicia el hablar con cualquiera y acabar conociendo peña a la que le corta el pelo tu prima la de Burgos u otras cosas similares e igual de curiosas, mucho descontrol, muchas pérdidas, ausencia total y absoluta de la noción del tiempo y desorientación espacial, ese creo que es el resumen de San Fermín, un caos divertido, con un viaje de vuelta tan terrible que casi llega al arrepentimiento, y con una resaca dura, muy dura.

Mención a parte conversaciones de madrugada, casi con los primeros rayos de luz, en las que se entremezclan el alcohol y el corazón dejando de lado a la cabeza y que te hacen mostrarte en total humildad, sin cortapisas ni barreras, sin máscaras, sin necesidad de fingir nada, siendo sólo tú y no dando ni un gramo más ni uno menos de los que quieres dar, conversaciones a corazón abierto, sin sentirse sapo, sin necesitar princesas, sin cuentos para no dormir, sin perdices.

Y así llegó el lunes, lunes gris, lunes de cansancio, lunes sin Sanfermines, otro lunes mas….

Recordando lo aprendido

Pensando por pensar, casi sin querer, inventando los nuevos caminos que quiero andar, me he encontrado con que una cosa es empezar a andar nuevos caminos, y otra muy distinta es olvidar lo caminado. Hace un par de años, en aquel retiro a tierras catalanas en el que sané corazón y mente y me reconcilié conmigo mismo, aprendí todas esas cosas que uno promete no dejarse por el camino, y que se van quedando parada a parada, y luego no sabes muy bien donde estaban cada cual.
Y me he dado cuenta de que no debo olvidar, porque me fui a aprender, a aquella tierra que me enseñó a sonreír a la soledad, a construir mil y un castillos de arena, a romper corazones, a curar el mío. Y quien olvida esas lecciones que la vida le ha enseñado, difícilmente va a poder encontrar un camino diferente de los que ya había caminado, así que, esta vez, voy a llenar mis alforjas con ideas claras libres de nostalgia, para que cuando se tuerza el camino, no me falte nada que me pueda ayudar a superar las dificultades.

Fuerzas de flaqueza

Abatido, derrotado y roto, pensaba que incluso sin fuerzas, esas fuerzas que ahora vienen a mi al sentir tu oscuridad como si fuera mía. Esa oscuridad que he visto al intentar reflejarme en el que hoy ha sido tu espejo, ese espejo que refleja caras sonrientes, ojos tristes y corazones podridos, astillados y recompuestos con retazos de ilusiones que no terminan por convertirse en realidades.

Porque si existen las caras sonrientes es porque aún podemos soñar, aún sabemos sentir algo más que dolor, las astillas no son lo suficientemente profundas para evitar que cada noche aullemos a la luna y seamos capaces de juntos convertir las lágrimas en un pequeño oasis de felicidad compartida. Porque apoyando con el cuidado que lo hacemos nuestros corazones el uno junto al otro poquito a poco se van curando, y seguimos devorando la vida a bocados aunque a veces sepan amargos, pero siempre más dulces si lo hacemos juntos.

Hoy la noche puede parecer oscura, hoy las nubes seguro que son negras y con la que cae no apetece ni tan siquiera imaginar que detrás de ella puedan estar las mismas estrellas que nos han sonreído tantas veces, y a las que mañana, seguro sonreiremos mientras despotricamos de princesas entre el humo y el alcohol.

Insert coin to continue...

Y es que ya no es cuestión sólo de que sea lunes, que llueva por muy verano que sea, que no tenga vacaciones, que esté de guardia y que el cuerpo me diga que por mucho que se alargue el partido, él ya no está para prórrogas.

El cansancio empieza a tocar lo mental y mi cabeza ya no quiere más tampoco, empieza a querer volver a pensar en gris oscuro, tirando a negro, y ese combate contra mi mismo creo que es lo que está terminando por agotarme. Porque si uno ya llega justito de fuerzas al tan deseado verano, cuando este no sólo no existe sino que se empieza a convertir en un invierno con un calor abrasador, es cuestión de tiempo que entre todo en modo off, la pantalla se ponga en negro y la ansiedad y la rutina terminen por devorarme.

Es como un videojuego, de esos de cuando éramos críos (y no tan críos) tengo la barra de vida en rojo ya y me veo acorralado por decenas de monstruos que quieren que me retire de la partida, y por mucho que esté dispuesto a resistir como un titán, me da que en breve aparecerá en breve la maldita frase, me temo que es lo que tiene intentar jugar una partida a un juego nuevo, que nunca sabes lo que vas a durar

Insert coin to continue…9…8…7…6…. ¿Alguien me presta una moneda?

A bad day

Y es que no siempre se puede tener un buen día, pero es que hay algunos que deberían ser borrados del mapa de nuestra memoria. Y en eso estamos hoy, en dar por finalizada una jornada de las que espero no haya muchas más si no quiero que mi buen humor se vaya por el retrete, porque el día ha comenzado deprisa y corriendo, saliendo de casa tras desayunar, fregar, planchar y ducharme en tiempo record, con la basura en la mano, para llegar al contenedor y cortarme al tirarla, de ahí corriendo con la mano como si llegase de una txarriboda a un autobús que se ha marchado delante de mis narices, para que en el siguiente todo elmundo se preguntase por qué iba con mi único kleenex como si viniera de hacer una autopsia, corriendo, perdiendo metros, tarde, y además calado por la chupa que me he cogido del metro a la oficina, he llegado al trabajo sin la tarjeta para entrar, que estaba bien donde estaba, o sea, en otra mochila. Entrar mal y ya con el teléfono sonando, una cascada de mails con asuntos pendientes, la mesa como una trinchera vietnamita y la cabeza pidiendo un tiempo muerto. Gracias a diox este ha llegado, unos minutos que necesitaba para que alguien me arrancara una sonrisa antes de que el stress terminara por devorarme, más y más curro, gente que no sabe si lleva la cabeza sobre los hombros o metida en el culo, el dedo que se rozaba con todo y la oficina que parecía una carnicería, mi mesa llena de café porque en este curro la gente no sabe ni abrir una caja y evidentemente si hoy me la daban a mi no podía terminar bien, y así hasta el final... de veras que ya me esperaba que estuviera nacho vidal esperándome en el portal para violarme y proceder a dejarme el culo como la bandera de Japón, pero gracias al señor no ha llegado a darse el caso.
Así que nada, mañana será otro día, más corto, previo al finde, y seguro que mejor que el de hoy, que, al fin y al cabo, no es más que un mal día, yo, por hoy me despido.