Desde siempre se ha dicho que el ser humano es un animal de costumbres, y, a decir verdad, es una afirmación casi innegable.
Cada cual tiene sus maneras de hacer las cosas y procede cada vez de modo muy similar a los anteriores. Por norma general, las costumbres que tiene cada cual, las toma como universales y no concibe que las cosas se puedan hacer de otros modos. Es por eso que intentamos una y otra vez de cambiar a la gente que nos rodea y por lo que se nos vuelven tan insoportables sus, en este caso nunca costumbres, sino siempre manías.
Y la cuestión es que muchas veces, si fuésemos un poco más amplixs de miras, seríamos capaces de darnos cuenta que, mucho mejor que tratar de mantener nuestras costumbres sobre las de lxs demás, mucho mejor sería crear nuevas y aprender a disfrutarlas.
Porque, la verdad, si se mira bien, no es nada difícil aprender a acostumbrarse a compartir miradas, besos, caricias y abrazos, a compartir tardes de manta y peli, a compartir sonrisas estúpidas, pelos de gato y noches de sushi, no, si se mira bien, no es nada difícil, acostumbrarse a ti…