Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero en este caso no hay como perderla para volver a encontrarla.
A mi entender, es difícil encontrar en el panorama de la historia política moderna, personaje más zafio y nauseabundo que la autoproclamada dueña y señora de la comunidad de Madrid por obra de diox doña Esperanza Aguirre. entiendo que cualquiera que observe un poco lo que hay pululando por la política española dirá que puede que exagere, que en un partido en el que los sobornos se visten de traje y se derrochan millones en enormes estatuas en aeropuertos que no funcionan, decir tanto de una sola persona es demasiado.
Pero no, nunca será suficiente para expresar la repugnancia que siempre me ha transmitido esta “señora”. Repugancia que produce por su desprecio total y absoluto hacia toda aquella persona que no sea ella misma, por su fanatismo, por su ausencia total de empatía, por su prepotencia, por su incultura a veces rozando el analfabetismo (quien no se acuerda de aquella escritora… ¿Sara Mago?) por su ansia de poder, en definitiva, por todo lo que ella ha representado.
Así que ahora que se va, no sólo le deseo que no vuelva, sino que le deseo que la vida le trate con el mismo desprecio con el que ella ha tratado las vidas de los demás… hasta nunca!!!
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