Por una vez, y sin que sirva de precedente, citaremos al abdicado tirano para despedirle. Lo cierto es que solamente nos llena de orgullo el hecho de ver tambalearse las estructuras de un sistema podrido desde sus cimientos, y solamente tendremos una total satisfacción cuando no queden herederos ni herencias recibidas por parte de dios ni de franco.
Los tiempos cambian, y lo que es seguro es que sólo lo harán a mejor si todas y todos nos comenzamos a hacer responsables de nuestras decisiones y recuperamos lo que es nuestro. Sólo avanzaremos si recuperamos la palabra, los derechos, la solidaridad y la dignidad, y no será ningún príncipe de sangre azul quien nos las otorgue, ni mucho menos.
Decía Neil Amstrong que el suyo sólo era un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad. Hoy, más que nunca, tenemos la necesidad de comenzar a caminar, de demostrar que no hay pasos de hombre y mujeres aislados, sino que la colectividad, recuperada nuestra parte más humana, camina unida en pos del bien común, y camina directa a barrer la casa que hemos dejado que nos ensucien.
Ha llegado la hora, pues, de caminar...
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