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jueves, 21 de octubre de 2010

Menos pensar y más latir

Demasiado pensar… es un hecho invariable e inevitable, y que además pocas veces conduce, ni mucho menos, a tener las cosas ni meridianamente claras.

Pensar por no sentir, pensar por sentir demasiado, pensar por pensar. Si late mucho porque duele, si no late por si estará muerto o si se habrá dormido, la cuestión es el terrible pánico a dejarse llevar de nuevo por los sentimientos, no vaya a ser que la próxima vez que deje a alguien jugar con mi corazoncito, lo rompa del todo.

Y la cuestión es que empiezo a estar cansado, de tanto darle vueltas a las cosas, de no sonreír por dentro cuando creo que alguien puede ser especial, de poner tantas cadenas y candados a mi corazón que si un día quiere salir corriendo desbocado no voy a saber ni donde tengo las llaves. Empiezo a estar cansado y aburrido, de no sentirme estúpido y vulnerable, inseguro, abobado y risueño.

Así que, tal vez, y sólo tal vez, vaya siendo hora de dejar de pensar tanto, y dejar que cada cosa vaya por donde pueda, y que duela cuando tenga que doler, y que sane cuando tenga que sanar, pero sobre todo, que lata cuando tenga que latir.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Palabras a borbotones

Nunca he sido amigo de sentarme delante del papel cuando no tengo nada que decir, pienso que las palabras fluyen cuando deben fluir y que bastante tiene la pluma con sacar lo que puede del cajón desastre de mi cabeza y mi corazón como para estar forzando escritos y versos los días que mis dedos no tienen nada que contar.

He de reconocer que además la inspiración viene cuando uno menos se lo espera, que muchas veces pierdo poemas y textos en paradas de autobús o haciendo la compra, y que rara vez me parecen tan irrepetibles como para buscar un trozo de papel en el que tomar una pequeña nota que sirva de arranque a la hora de producir sentimientos entintados.

Tal vez porque no lo fuerzo, y porque suelo pasar largos periodos, de, no se si denominarlo falta de inspiración o comas creativos, me siento sorprendido últimamente con la facilidad con la que el teclado escupe letras y palabras sin control ni conciencia. Me siento sorprendido, y no es para menos, porque siento que quiero contar más cosas de las que el tiempo me permite y la cabeza me deja, es como si de repente hubiera entrado en una relación de final seguro pero duración indeterminada, a la que quisiera sacarle todo el jugo.

Que sigan fluyendo pues, las palabras…

lunes, 18 de octubre de 2010

Tal vez, sólo tal vez

Tal vez, muchas veces, por dedicarnos a más a pensar y menos a sentir, queremos creer que estamos más viejos por dentro incluso de lo las arrugas muestran por fuera.

Tal vez, y sólo tal vez, nos equivocamos por completo, y pensamos que el sol del amanecer debe saludar nuestros despertares, cuando aún necesitamos que nos de las buenas noches, y sus primeros rayos nos arropen, tras haber dedicado a la luna la última del las canciones del último de los bares.

Tal vez, y sólo tal vez, queremos creer que la lluvia, la noche y el frío son suficiente razón para decir hasta mañana, tal vez se nos olvide que en esas noches también podemos encontrar sonrisas, susurros y abrazos que calmen nuestra ansiedad vital, tal vez no creamos posible conocer nuevas sonrisas, disfrutar de las que ya conoces, tal vez ya no sepamos acariciar las amistades como el bien único y preciado que son, tal vez se nos haya ido de la cabeza la idea de querer seguir conociendo personas que transformen nuestro mundo, tal vez se nos olvide que esas oscuras noches son buenas noches para compartir con ingenieros del corazón y la palabra, para contar secretos y brindar por amores, desamores y, sobre todo, amistad de la que se siente efímera y se convierte en eterna.

Tal vez, y sólo tal vez, debamos dejar de pensar, y dejarnos llevar, claro está que, sólo tal vez…

jueves, 14 de octubre de 2010

Esperando el otoño

Parece que, en esta vida, nos pasamos el día escapando de las rutinas y buscando cualquier cosa que nos haga pensar que cada día ha sido diferente al anterior. Muchas veces no hacemos sino ser víctimas de nuestra propia inconsciencia y nos dejamos llevar, por romper costumbres, sin pensar lo que hacemos.

Tal vez porque en el fondo no me siento tan a disgusto con mi forma de afrontar mi día a día, casi se puede decir que estoy deseando que llegue el otoño. Poder parar un poco el vertiginoso caminar de mi mundo y observar lo que tengo y lo que hago, aunque sea bajo una oscura nube gris. Respirar un segundo y asegurarme de que todo está donde quiero que esté, que mi camino está dirigido al rumbo marcado y que lo andado ha sido también por el sendero correcto. Mirar arriba y abajo y asegurarme que mis sueños siguen siendo los mismos y que la utopía sigue ahí enfrente, marcándome la línea del horizonte.

Y si tienen que caer hojas que caigan, y si tiene que llover que llueva, y si llega el frío, y la monotonía, ya buscaré las manos que me arropen y las sonrisas que me distraigan…

miércoles, 13 de octubre de 2010

Contradicciones

Que la noche me pierde, me vence y me lleva donde quiere no es novedad en este pequeño rincón, que nace de pensamientos, debilidades, alegrías y locuras nacidas bajo el amparo de las noches oscuras. Pero tan cierto como que me dejo llevar por el devenir de la noches es que suelen tener un color, blancas, negras, grises o verdes, toman un rumbo que las dirige inexorablemente hacia un final en mayor o menor medida anunciado.

Por eso, quizás, es que durante estos días tengo una sensación rara, muy rara, provocada por una noche llena de contradicciones, tal vez fruto de las batallas interiores que poco a poco vuelven a despertar en mi cabecita y que no encuentran salida en voz ni en tinta. Noche de amistad, de reencuentros, de canto a la luna hasta ahogarnos en nuestra propia alegría; noche de palabras afiladas, de pataletas, de heridas de las que sangran por dentro, por dentro de mí, y de quien pasara por allí, doliendo y haciendo daño, aparcando corazón y cabeza; noche de sonrisas, de miradas, de necesidad de besos y abrazos de los que reconfortan, de esos que vienen cuando uno no los espera y a pesar de que probablemente no los merezca.

Noche, en fin, de contradicciones, de respuestas sin pregunta, a lo que durante mucho tiempo han sido, probablemente, preguntas sin respuesta.

viernes, 8 de octubre de 2010

Doctor doctor!!!!

Se lo pido por favor, deme luz verde, le prometo que no voy a hacer salvajadas, que no voy a menear la patita, que no voy a liarla, bueno, tal vez, si me lo permite, un poquito...

miércoles, 6 de octubre de 2010

Dulce nostalgia

Las personas solemos tender a identificar la nostalgia con un sentimiento triste, frío, como uno de esos momentos que llegan cuando en una fría tarde de otoño se observa la tormenta a través de la ventana, acurrucado bajo una manta, pañuelo en mano.

Es cierto que la nostalgia no es sino el recuerdo de momentos que fueron buenos, no por ello mejores que los que unx está viviendo, simplemente buenos, dignos de recordar, de rememorar, de saber que no van a volver a ser vividos, de la esperanza de que los nuevos momentos que vengan sean al menos tan completos como lo fueron los pasados.

Así que cuando me llegan momentos de nostalgia, de dulce nostalgia, no puedo hacer sino pensar en lo únicos que fueron y lo únicos que serán los que vengan, no puedo sino soñar que cada momento que nos suceda será digno de ser recordado con la misma o mayor intensidad, pero sobre todo que será vivido con la fuerza que se merece.

Es por eso, que no tengo pena, sino todo lo contrario, cuando recordando pasados no muy lejanos y pensando en futuros inciertos, cuando el recuerdo de 3 viejos amigos y una amiga nueva y eterna, bajo la noche de Buenos Aires con una copa más de las necesarias y una menos de las deseables nos hayamos en una despedida bañados por una garganta que desgarrada cantaba esta canción, no puedo sentir sino dulzura, el dulce sabor de la nostalgia.

martes, 5 de octubre de 2010

Estrellado con mi estrella

De toda la vida se ha dicho que hay quien nace con estrella y quien nace estrellado, imagino que lo complicado es establecer los baremos por los que medir si uno tiene estrella o si en vez de con un pan debajo del brazo vino al mundo de vacío y sin las vueltas de la panadería.

Yo desde siempre he sido una persona que se ha sentido afortunada, no en lo que todo el mundo quiere ser afortunado en la vida, sino en lo realmente importante. Me considero una persona que lleva su estrella por dentro, que tiene la suerte de tener siempre una sonrisa a mano para llevar mejor los buenos momentos y alguien que le preste un abrazo sincero cuando estos son algo peores.

Así que cuando vienen las supuestas malas rachas, y las cosas no salen, y parece que todo se complica y nada va bien del todo, no puedo sino pensar que al fin y al cabo todo en esta vida hay que tomarlo con humor, que las cosas tienen la importancia que les demos y que hay que darle mucha a las buenas y la justa y necesaria a las malas, y sobre todo tener siempre el consuelo de que no faltará mi estrella para convertir los buenos momentos en mejores, y para conseguir que los malos sean menos malos si me rodeo de sonrisas, o si me pierdo en miradas que más que una estrella valen un cielo y una noche entera.

lunes, 4 de octubre de 2010

Dureza de oido...

He de reconocer que soy una persona a la que siempre le ha venido bien tener un mote fácil y reconocible, cosa que me ha salvado del tormento de tener que escuchar a la gente llamarme por nombres que muchas veces ni se parecen al mío.

Es lo que tiene los nombres compuestos, que la gente no se fija en lo que dices ni para acordarse al segundo siguiente de decírselo, pero es que lo de hoy ya no es que sea dureza de oído, es que ya es casi casi ida de olla…

Tiruliru!!! Tiruliru!!!

- Buenos días, el infierno, habla con Luis Ángel!
- Buenos días Sergio, me pasas con aicandemor?
- Te paso te paso….

Es que esos nombres se parecen como el yogurt y las morcillas vamos…

viernes, 1 de octubre de 2010

A veces se nos olvida

Pasa a veces, cada vez más a menudo, que dentro de nuestro pesismismo, se nos olvida que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Se nos olvida que son los valores humanos los que relamente son revolucionarios, que la rabia, cuando se canaliza mediante las sonrisas y la alegría de aquellxs que luchan, se convierte en un arma imparable.

Gracias de verdad a todxs aquellxs que estos días me habéis hecho seguir creyendo que si seguimos compartiendo los sueños y luchando juntxs por ellos, podremos convertirlos en realidad.

No olvidemos nunca, a quienes cultivaron los caminos que seguimos intentando andar.