Tal vez, muchas veces, por dedicarnos a más a pensar y menos a sentir, queremos creer que estamos más viejos por dentro incluso de lo las arrugas muestran por fuera.
Tal vez, y sólo tal vez, nos equivocamos por completo, y pensamos que el sol del amanecer debe saludar nuestros despertares, cuando aún necesitamos que nos de las buenas noches, y sus primeros rayos nos arropen, tras haber dedicado a la luna la última del las canciones del último de los bares.
Tal vez, y sólo tal vez, queremos creer que la lluvia, la noche y el frío son suficiente razón para decir hasta mañana, tal vez se nos olvide que en esas noches también podemos encontrar sonrisas, susurros y abrazos que calmen nuestra ansiedad vital, tal vez no creamos posible conocer nuevas sonrisas, disfrutar de las que ya conoces, tal vez ya no sepamos acariciar las amistades como el bien único y preciado que son, tal vez se nos haya ido de la cabeza la idea de querer seguir conociendo personas que transformen nuestro mundo, tal vez se nos olvide que esas oscuras noches son buenas noches para compartir con ingenieros del corazón y la palabra, para contar secretos y brindar por amores, desamores y, sobre todo, amistad de la que se siente efímera y se convierte en eterna.
Tal vez, y sólo tal vez, debamos dejar de pensar, y dejarnos llevar, claro está que, sólo tal vez…
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