Parece que, en esta vida, nos pasamos el día escapando de las rutinas y buscando cualquier cosa que nos haga pensar que cada día ha sido diferente al anterior. Muchas veces no hacemos sino ser víctimas de nuestra propia inconsciencia y nos dejamos llevar, por romper costumbres, sin pensar lo que hacemos.
Tal vez porque en el fondo no me siento tan a disgusto con mi forma de afrontar mi día a día, casi se puede decir que estoy deseando que llegue el otoño. Poder parar un poco el vertiginoso caminar de mi mundo y observar lo que tengo y lo que hago, aunque sea bajo una oscura nube gris. Respirar un segundo y asegurarme de que todo está donde quiero que esté, que mi camino está dirigido al rumbo marcado y que lo andado ha sido también por el sendero correcto. Mirar arriba y abajo y asegurarme que mis sueños siguen siendo los mismos y que la utopía sigue ahí enfrente, marcándome la línea del horizonte.
Y si tienen que caer hojas que caigan, y si tiene que llover que llueva, y si llega el frío, y la monotonía, ya buscaré las manos que me arropen y las sonrisas que me distraigan…
3 comentarios:
¡Cuanta melancolia...
me encanta leerte...
Me encanta que te encante... xD
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