Dolor...

Ay ay ay!!! El de ayer como ya sabéis no pasará a la historia como uno de los días más tranquilos de mi vida, el stress laboral es muy malo my friends. Parecía que una vez fuera de la oficina todo iba a ser más tranquilo, y aunque así fue, creo que debería haber ido directo al sofá. Porque tu coges y te apuntas al polideportivo pensando que ir a las piscinas es como ir de paseo, te piensas que es posible que con un par de semanas que vayas es posible que te clasifiques para los juegos olímpicos de Pekín, pero no. Te metes en el agua, te cagas en la madre que la parió de lo fría que está y te preguntas quien es el bobotonto que pone la ducha obligatoria a 30 grados y el agua de la piscina a 22 (no sería más lógico que estuviesen a la misma temperatura?), te colocas bien el gorro (el más hortera que hayas encontrado) te pones bien las gafas (del siglo XVII y en las que no para de entrar agua) y haces el primer largo... toma!!! lo haces bien!!! te ves fuerte, con ganas, así que vas a por el segundo y casi no llegas, en el tercero ya no puedes ni con las pelotas, empiezas a echar todo tipo de flemas, tienes los ojos irritados del cloro, no puedes ni respirar y empiezas a notar las agujetas... vamos, que un desastre, tras conseguir la nada desdeñable cifra de 14 largos en un tiempo de record del mundo de carrera de caracoles, te vas a tu casa, reventado y pensando en el cabrón de David Meca, ya que el cruza el estrecho y tu no llegarías ni a las rocas.

Menos mal que en casa te pones una mezcla de aceites aromáticos de azahar y coco, unas velitas, un poco de música de relajación... y te quedas como dios.

Eso sí, hoy al levantarte te das cuenta de que las agujetas son bestiales, pero que se le va a hacer, quien algo quiere algo le cuesta no? Cuidense!!!