Estas últimas semanas se puede decir que he estado perdido, ausente, en otro lugar totalmente distinto al que se me suponía en cada momento. Si bien hay quien pensará que vivo una interminable y constante búsqueda de mi camino y del sentido que quiero dar a mi vida, he de reconocer que estos días he vivido sumergido en una profunda crisis existencial, en un periodo de intensa reflexión sobre el sentido que debe guiar todo lo que hago y haré en mi vida, y, como no, el sentido que ha guiado mis comportamientos a lo largo de mis días.
Debo reconocer que la noche ha sido mi inseparable compañera, su oscuridad y frialdad ha acompañado todos y cada uno de mis pensamientos, mis dudas y temores, guiándome lenta pero firmemente hacia la luz. La luz siempre ha estado, y siempre estará ahí, en el mismo sitio, esperando a ser descubierta o de nuevo encontrada, lo que he comprendido es que ocurra lo que ocurra nunca debo dejar de buscarla.
En fin, que me dejo de divagaciones, y anuncio, sobre todo a las personas que comparten mi día a día, que vuelvo a ser yo y que dejo de estar todo el día en mi mundo (bueno, esto solo relativamente).
Reflexionen, busquen, encuentren, el camino por el que guiarse.
0 comentarios:
Publicar un comentario