Lo cierto es que han ido pasando días,
semanas y meses, que esto ya debería verlo como normal y que debería
haber pasado a formar parte de eso tan desagradable que las personas
solemos denominar “rutinas”, pero la verdad es que sigo sin
acostumbrarme.
Yo siempre he sido persona de
despertador de lunes aún con poca luz (o al menos hasta que el
euromillones me regale nuevas rutinas), de desayuno desganado y
música en autobuses y metros cargados de ojeras hasta comenzar la
jornada de producción, mis 8 horas de cárcel a cambio de pan, agua,
y 4 perras extra para gastar en sueños y caminos.
Así que esto de no tener horario fijo
ni amo al que obedecer 40 horas a la semana, pues como que no se me
termina de hacer normal. Habrá quien diga que hay que aprovecharse
de la situación, disfrutar de la teta de papá estado hasta dejarla
sin una gota, pero cualquiera que me conozca un poco ya sabrá que
eso no es lo mío. También habrá quien diga que hoy en día hay que
ser emprendedor, aunque a mí, emprender, si no son viajes, y con la
caja vacía, se me hace complicado.
En fin, que visto lo visto, imagino que
me tocará continuar con el bombardeo de curriculum, los tediosos
cursos y todas esas cosas que se supone que deben hacer aquellos que,
mal que les pese, se pasan los lunes al sol...
0 comentarios:
Publicar un comentario