Una vez más, como casi todas las veces que hay una huelga, en el día después aparecen debates vivos, y generalmente poco provechosos, sobre el derecho de lxs trabajadorxs a ir a trabajar. He tenido que darle vueltas, para encontrar una metáfora, una historia simple pero a la vez clarificadora para explicar como el sistema se las arregla para conseguir confrontar a lxs trabajadorxs siempre que esto ocurre, haciendo que nos peleemos lxs unxs con lxs otrxs para que, quien es realmente el culpable de la confrontación, que no es otro que el sistema capitalista, salga una y otra vez impune.
Imagínense, cuando eran niñxs, que en el colegio, todos los días, hubiera un chico enorme, que exigiera a todxs lxs estudiantes que les hiciera los deberes, a cambio de no robarles el bocadillo del recreo.
Imagínense, cuando eran niñxs, que en el colegio, todos los días, hubiera un chico enorme, que exigiera a todxs lxs estudiantes que les hiciera los deberes, a cambio de no robarles el bocadillo del recreo.
Todos los días, todxs lxs estudiantes, sin rechistar, se levantan de la cama, van a su escritorio y trabajan duro para hacer los deberes que ese matón de patio de colegio les ha exigido, a cambio, ese día tendrán algo de pan que llevarse a la boca.
Pero un día, un gran grupo de estudiantes, hartxs, decide que ya basta, que el día siguiente no realizarán los deberes para el matón, que ese día no irán a clase y así el matón no tendrá deberes que presentar a sus profesores y tal vez así aprenda la lección.
Lxs estudiantes saben perfectamente que si no van a clase eso les supondrá una falta grave, pero eso no les importa. A primera hora de la mañana están en la puerta del colegio, tratando de evitar que nadie pueda llevar sus deberes al matón, ya que si eso ocurriera de nada habría servido su sacrificio.
Al llegar al colegio se monta la pelea, aparecen estudiantes que han hecho los deberes del matón y exigen poder entrar, están en su derecho de ir a clase, no tienen por qué tener una falta grave porque algunxs hayan decidido revelarse, es más, aparecen los matones y dan una paliza en la puerta del colegio a quienes tratan desesperadamente de evitar que sus compañerxs sigan siendo cómplices de las injusticias que se están cometiendo en el patio del colegio.
Al día siguiente en el recreo todxs vuelven a ser iguales, todxs han tenido que hacer los deberes, a todxs les ha quitado el bocadillo, eso sí, en la esquina hay un grupo de chicxs, con una falta grave y un ojo morado, recriminadxs por el resto de sus compañerxs, que siguen sin entender por qué, el día anterior, intentaron vulnerar su derecho a ir a clase.
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