Y es que, aunque de momento sólo sean un montón de bocetos en mi aturullada cabezota, está claro que si hay una forma de volver a ilusionarme con algo, aunque sea levemente, ese algo debe estar totalmente conectado con mi ansia viajera, con la necesidad insaciable de mis ojos de devorar nuevos parajes, aromas, sabores y texturas.
Así que poquito a poco, sin prisa pero sin pausa, intento ahogar lágrimas y latidos renqueantes entre montañas de mapas, caminos y carreteras por recorrer, intentando encontrar un destino entre miles que me devuelva sonrisas, sueños y caminos, intentando, poquito a poco, pasito a pasito, volver a ilusionarme…
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