Mal que me pese, hoy es imposible resistir la vorágine que te atrapa en forma de huracán rojiblanco y te hace esperar que comience el partido con ilusión de niño. Y es que, a mi que 22 millonarios dando patadas a una bola de cuero no me dan la vida, he de reconocer que hoy me tienen un poquito, por así decirlo, con la piel de gallina.
Porque más allá del fútbol, el partido de hoy representa mucho más, es un momento para compartir la ilusión, la alegría, la tristeza, la tensión, los gritos, los abrazos, las lágrimas con aquella gente que quieres, es fundirte en el abrazo del gol y soltar la rabia con los gritos y los nervios a flor de piel, en el fondo, es compartir en 90 minutos con tu gente todo aquello que nos hace humanos, difrutar juntos, sufrir juntos, celebrar o llorar juntos.
Pase lo que pase, es día para estar con toda esa gente, con esa a la que siempre hay que decirle BETI ZUEKIN, y después, el resultado, a fin de cuentas, es lo menos importante...
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