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jueves, 31 de julio de 2014

Basta ya!


jueves, 24 de julio de 2014

Palabras compañeras

Lo cierto es que siempre me ha resultado curiosa la facilidad que tengo para llenar líneas cuando mi estado de ánimo es gris tirando a negro, una facilidad que suele desaparecer al completo a la hora de mostrar al mundo lo que va bien, mis felicidades, tantas y tantas sonrisas y latidos que quedan huérfanos de palabras.

Cuando creé este pequeño rincón lo llame la noche oscura, clara alusión al momento en que, en aquellos años sin brújula ni veleta, surgían en mí las fuerzas para escupir lastres y venenos sobre el papel. Han pasado ya muchos años, muchas noches, muchos caminos y muchos sueños, y a decir verdad la oscuridad se ha ido difuminando, y hace tiempo que han dejado de preocuparme los ocasos de la vida.

No se si es evolución personal, encontrar eso que comúnmente llamamos nuestro sitio en el mundo, o si simplemente es que ese niño maduro que llevo dentro ha dejado de preocuparse de aquello que pueda dañarle. Lo único claro es que, desde aquel día, perdido entre maravillosos gigantes de hielo y piedra en medio de ninguna parte, en que todo comenzó a cambiar, las cosas han ido cada vez mejor.

Las palabras comenzaron a dejar de escribir pesadillas para empezar a contar sueños, poco a poco, paso a paso, esquivando agujeros y saltando vallas, con la única intención de encontrarte. Palabras que la noche que te conocí comenzaron a escribir el más bello de los poemas.

Tal vez aquella noche ni tu ni yo lo supiéramos, pero ellas, las palabras, comenzaron a escribir latidos y sonrisas donde antes había sombras y espinas. Las palabras, poco a poco, comenzaron a escribir nuestra historia, nos vieron cavar nuestras trincheras, nuestras complicidades y nuestros nosotros. Y así, poco a poco, comenzaron a dejar de escribir, comenzaron a enseñarme que los bellos momentos no necesitan de tantas palabras, comenzaron a enseñarme que las miradas, las sonrisas y los besos no necesitan de papel si son compartidos. Las palabras, esas que tanto me han ayudado, decidieron que tú eras mi sitio en el mundo, sin grises ni espinas, sin noches oscuras, me enseñaron, en definitiva, a escribir menos, y amarte más.


Y ya no salen tanto de paseo, y ya no llenan líneas en noches de pesadillas, y ya saben que, en el viaje, han pasado a ser parte de mi equipaje porque tú, tú eres mi auténtica compañera.

lunes, 14 de julio de 2014

Quizás...

Un día, a penas 24 horas y ni tan siquiera de las de sudor infernal y moscas tomando la sombra, 24 horas de tregua trampa y vuelta a empezar, un día de verano en este interminable julio de otoño que tan grises y tristes nos arrastra hacia la pseudodepresión veraniega, ya no post, sino incluso prevacacional.

Lo cierto es que deberíamos estar acostumbrados, son cosas del clima, de la tierra, son esos detalles que forjan el carácter, que hacen que en los trópicos se tomen la vida a ritmo de reggae y que en el norte se agrie el carácter y se mustien las sonrisas, pero aún así cuesta.

Aún así cuesta porque las personas nos pasamos el año esperando la luz, el calor, la manga corta y el baño de nuestra piel desnuda en el mar, y recibimos gris, nubes, lluvia, gris, nubes, lluvias, y así continuamente en una especie de bucle interminable que sólo termina cuando nos ha robado la mitad de nuestro preciado verano.


Tal vez todo sea por la lluvia, quizás, tal vez sea por las nubes, quizás, tyal vez sean, como quien dice, cosas del país de los vascos, quizás...

martes, 1 de julio de 2014

Dar un salto

A veces resulta curioso que, aunque uno no tenga trabajo tal y como lo conocemos hoy en día (ya que se puede trabajar mucho aunque no cobre por lo que estés haciendo), necesite imperiosamente pedir un tiempo muerto y dejarse llevar por zapatillas y caminos, a ser posible descansando un poco, a ser posible en una playita de aguas transparentes, a ser posible sin problemas acechando, a ser posible, sólo a ser posible, saltando al otro lado del charco... nostalgias, para que os quiero...


martes, 24 de junio de 2014

Noches mágicas

Hay noches, las menos, de esas que desde siempre han tenido un significado especial. Si bien es cierto que a lo largo del año hay muchas fechas memorables o memorablemente autoimpuestas, no es menos cierto que sólo algunas logran evocarnos momentos de felicidad que quedan impertérritos ante el paso de los años.

San Juan, la noche mágica, la noche del fuego. La noche más corta y más intensa, la noche que todo lo purifica, la noche que nos permite reinventarnos y soltar lastres, convertirlos en cenizas. La noche que trae a nuestras mentes aquellos veranos de infancia, de semanas acumulando ramas, muebles, puertas, semanas de trabajo mutuo para un gozo común convertido en hoguera, semanas de amistad, de ilusión y de inocencia.


San Juan, pasan los años y mantiene viva, nunca mejor dicho, la llama en nuestro interior. Pasan los años y seguimos mirando embobados el crepitar de las llamas, recuperando, por momentos, nuestros ojos de niño, haciendo del recuerdo de nuestro pasado, el mejor comienzo para nuevos futuros...

martes, 17 de junio de 2014

Sin horas

Siempre he pensado que el tiempo se compone de unidades de medida muy relativas, eternas cuando la oscuridad y el tedio toman posiciones en nuestras cabezas y rápidas como un destello de luz en los momentos de alegría y buen vivir.

Lo cierto es que, últimamente, en gran parte debido a estas manías irracionales que tengo de intentar mover el mundo con un palillo, me paso el día tratando de tapar con un sólo culo los mil asientos que se cruzan en mi camino. No puedo negar que es algo que me reconforta y me disturba a partes iguales, el sentir que no estoy quieto combinado con la sensación de no poder llegar convierte cualquier obstáculo o cualquier pequeño triunfo en un peldaño más de la montaña rusa emocional en la que vivo, gracias a diox, sin llegar nunca a caer en picado.


Así que aquí andamos, con horas que se esfuman como el humo de un cigarro, tratando de que, de tanto correr por el mundo, no se me olvide mirar el camino por la ventana...

miércoles, 11 de junio de 2014

De miedos y muerte

Las personas, desde tiempos inmemoriales, hemos sucumbido a nuestros miedos más profundos, a todo aquello que desconocemos, teniendo en el miedo a la muerte el mayor de nuestros traumas como seres humanos.

Hemos necesitado crear dioses, paraísos e infiernos para justificar nuestras actuaciones y modos de vida, con la mera excusa de liberar nuestras maltrechas conciencias el día que nos convirtamos en polvo. Si soy sincero, no es que pensar en la muerte se lleve gran parte de mis ya de por sí escasos minutos, soy más de disfrutar de mis nostalgias pasadas, presentes y futuras, lo que imagino que contribuye en gran medida a mi ateísmo convencido, y seguro en medida mayor a crear mis estupideces, sueños y locuras.

Y es que respecto a la muerte, no es el miedo y el desconocimiento de lo que habrá después lo que me quita el sueño. Porque el desconocimiento no es sino intriga, y prefiero disfrutar de mis certezas, y la única de la que dispongo es de que el día menos pensado el camino se acaba por terminar, y en ese momento dará lo mismo en qué creas, si no hay nada pues nada podrás hacer, y si hay algo habrá que limitarse a disfrutarlo con la misma curiosidad de siempre.


Luego queda el miedo, y cuando pienso en tanto pavor al más allá siento mucha lástima hacia quien lo percibe. Yo vivo cada día con sus grises y sus colores, con sus realidades y sus utopías, y, como no, con miedo. Pero mis miedos no son otros que llegar al final del camino y, echando en el último suspiro la mirada atrás, no haber disfrutado del viaje. Miedo a no haber amado, a no haber reído, a no haberme emocionado con cada paisaje y con cada persona, miedo, en definitiva, a que llegado ese último suspiro, esté pensando en cielos e infiernos en vez de en lo genial que sería tener una ficha y que me den otro viaje.

jueves, 5 de junio de 2014

Amén


lunes, 2 de junio de 2014

Me llena de orgullo y satisfacción

Por una vez, y sin que sirva de precedente, citaremos al abdicado tirano para despedirle. Lo cierto es que solamente nos llena de orgullo el hecho de ver tambalearse las estructuras de un sistema podrido desde sus cimientos, y solamente tendremos una total satisfacción cuando no queden herederos ni herencias recibidas por parte de dios ni de franco.

Los tiempos cambian, y lo que es seguro es que sólo lo harán a mejor si todas y todos nos comenzamos a hacer responsables de nuestras decisiones y recuperamos lo que es nuestro. Sólo avanzaremos si recuperamos la palabra, los derechos, la solidaridad y la dignidad, y no será ningún príncipe de sangre azul quien nos las otorgue, ni mucho menos.

Decía Neil Amstrong que el suyo sólo era un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad. Hoy, más que nunca, tenemos la necesidad de comenzar a caminar, de demostrar que no hay pasos de hombre y mujeres aislados, sino que la colectividad, recuperada nuestra parte más humana, camina unida en pos del bien común, y camina directa a barrer la casa que hemos dejado que nos ensucien.

Ha llegado la hora, pues, de caminar...

lunes, 26 de mayo de 2014

Because i´m happyyyyyy