Caótico caos...

Febrero se ha ido, y se ha marchado con un fin de semana loco, caótico, y, más allá de lo meramente corporal, que ha sido totalmente destructivo, con un estrés mental que me ha llevado a vivir 48 horas entre la locura y la agonía, sin darme cuenta de que, al final, siempre se pueden arreglar las cosas…o no.
Así que ahora, con un poco más de tiempo para darle a mis neuronas un minuto extra para tomar decisiones, me doy cuenta de que ha llegado nuevamente el final de un ciclo importantísimo en mi vida, y que, tal vez las prisas vengan a mi cabeza por no haberme querido dar cuenta de ello antes, y que tal vez dándose uno cuenta de ello ahora, no sea necesario que mi cabeza tenga tantas prisas.
Si, lo se, caos y más caos, pero es lunes, y mis neuronas se fueron de vacaciones, y mi cuerpo sufre por una mudanza que fue infinita e interminable por culpa de una ciclogénesis explosiva, que a su vez provocó una noche eterna de kalimotxos, largas conversaciones, de no irse a la cama a reposar sin una buena canción y de sonrisas inmensas hasta casi casi el amanecer, o más bien incluso hasta bien pasado este.
Que el caos traiga el orden, que no tengo ganas ahora de ordenar este caos….