Conmigo que no cuenten

Por todo, quejarse por todo, nada nos parece bien, somos pesimistas e impregnamos de pesimismo todo aquello que tocamos, con nuestra negatividad provocamos que el mundo sea más oscuro de lo que ya de por sí parece ser.

No, no es una broma, lo digo en serio, hay que reflexionar, hoy he tenido que escuchar las anteriores lindezas y eso, la verdad le da a uno que pensar. Porque no es que el mundo sea muy negro, sino que somos nosotrxs lxs que lo pintamos de ese color.

Tal vez, y sólo tal vez, si no estuviera de vuelta de unos días plagados de lucha, de utopía, de elaborar alternativas desde lo más pequeño hasta lo más grande, de tejer redes y pintar mundos de mil y un nuevos colores, podría tomarme mínimamente en serio lo que he tenido que oír.

Una cosa sí que es verdad, no aportamos nada, ni deseamos hacerlo, es más, que no cuenten con nosotrxs. No aportamos nada a la perpetuación del capitalismo como sistema. No aportamos nada a esta sociedad de consumo que nos deshumaniza y nos cambia los auténticos valores humanos por bienes materiales. No aportamos nada al expolio de los recursos de los países empobrecidos, no aportamos armas, guerras hambre ni destrucción, no aportamos muerte. No aportamos odio a quien es diferente, no tenemos miedo de quien está enfrente sea cual sea su sexo, religión, nacionalidad u orientación sexual, es más, de los únicos que recelamos es de los nuestros, porque ya hemos visto de lo que somos capaces. No aportamos, tampoco, nuestro apoyo a la destrucción total de los recursos naturales del planeta.

Visto lo visto, he de decir que es natural que el capitalismo entienda que no le aportamos nada, pero también hay que contarles que algo sí que le tenemos preparado, un precioso ataúd, aunque, pensándolo bien, tal vez ni eso, ya que él mismo es quien ha cavado su propia tumba…