La reina

No suelo tener peticiones, no soy de escribir a medida sino cuando me piden los dedos teclear, cuando me sale de dentro, cuando cada palabra fluye sin tener que forzarla.

No suelo tampoco extenderme hablando de nadie en particular, a veces simplemente porque a pesar de ser un vagabundo emocional prefiero decir las cosas a la cara, y otras simplemente porque es demasiado complicado expresar delante de la pantalla del ordenador lo que la gente significa para ti.

Por eso hoy no te dedicaré una entrada alegre, chistosa, única ni irrepetible, porque para eso ya estás tú, para ser la reina que nos dedica sonrisas pase lo que pase, que tras su falsa capa de dureza derrocha ternura a raudales, la reina de las noches de charlas a la luna, brindis a las estrellas y canciones del ocaso al amanecer, la reina única e irrepetible, la que con su forma de ser nos hace desear ser mejores, la que nos ayuda a no cerrar los ojos cuando creemos que se nos va a caer un sueño, la que nos ayuda a vivir soñando.

Así que no, no te dedicaré una entrada, mejor te dedicaré una sonrisa, y mis mejores deseos, y soñaré con que tras este nuevo año que ha caído caigan muchos más, y que podamos seguir brindando por celebrarlos.