Muchas veces, me sorprende la facilidad con la que la gente se lleva sus problemas allá donde va y cómo estos, ya puestos a acompañar, se meten incluso debajo de las sábanas y arropan largas noches de insomnio.
Yo hace tiempo ya que decidí que quiero soñar despierto, pero eso no quita que no esté dispuesto a robar ni un segundo a mis utopías de almohada. A decir verdad cada día me resulta más fácil encontrar una evasión de la truculenta realidad que nos devora, encontrar el pequeño oasis que me aísle y me permita no pensar en nada más que en dedicarme a mí mismo el mejor de los descansos. Miles son mis oasis, e increíble me parece que la gente sea incapaz de hallar los suyos, una canción de Silvio, un verso de Neruda, una pluma y un papel, un baile estúpido, una nariz de payaso o una breve charla con quien vivo y convivo son más que suficiente para sentirme vivo y olvidar lo feo que puede ser el mundo, al menos por unas horas, las suficientes para soñar y volar sin tener que despertar ahogado en las presiones que de día nos devoran.
Seguiré, espero, durmiendo, viviendo y soñando a pierna suelta, dejando los problemas en su cajita siempre que pueda, sin prisas, que ellos siempre esperan, eso sí, lo mismo, un día, los dejo encerrados, tiro la llave, y a ver como duermen…
0 comentarios:
Publicar un comentario