Y no, no hablo del matrimonio, ni de uniones eternas ante los ojos de diox y del mundo, por muy respetables que estas me parezcan.
Si, quiero. Quiero volver a sonreír sin tener una razón para ello nada más que la de poder conseguir que mi sonrisa contagie al mundo de un poco de buen humor.
Si, quiero. Quiero olvidar que los días a veces son grises, y volver a ser capaz de encontrar el mínimo rayo de sol que intuya el fin de la tormenta.
Si, quiero. Quiero poder mirar al mundo con la misma ilusión de siempre, quiero volver a devorar la vida con ojos de niño, sin miedos, angustias ni ansiedades.
Si, quiero. Quiero seguir soñando más despierto que dormido, quiero vivir en mis utopías, por encima de lo posible y lo real, siempre un paso más allá de los límites y lo políticamente correcto.
Sí quiero. Quiero volver a pensar que no hay arañazos ni cicatrices que puedan evitar que este cabronazo que tanto ha hecho retumbar mi pecho algún día se deje de trincheras y murallas, y vuelva a volar en busca de quien quiera cuidarlo.
Quiero ser yo, simplemente, si, quiero.
1 comentarios:
Ves? Temenos que volver a hacernos heridas con los Bancos de madera de Algorta!!! Por lo menos ya sabemos que ellos son malas personas!
A sangrar todos! jajaja
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