Citando al fallecido Fernán Gómez, se puede dar por sentado a donde voy a mandar al mundo.
Venía pensando en hacer un balance de mi mes aquí, de lo que pienso y dejo de pensar, pero al final, de tanto pensar, me he dado caenta de que todos los problemas que acarreamos los tenemos por tanto pensar y, sobre todo, por dejar de sentir.
Soltar lastre siempre ha sido tarea difícil en mi caso, el encontrar ese pequeño rincón en el que gritar y soltar toda la rabia que llevo dentro nunca me ha resultado fácil, aunque, tal vez aquí, y ahora, en este, mi rincón, con el incesante tintineo de las teclas retumbando en mi cabeza, sea el lugar y el momento oportuno para decirlo todo y, como casi siempre, no decir nada.
Estoy cansado, muy cansado, cansado de supurar rabia contenida por los cuatro costados, de callar ante la complaciente mirada hipócrita de todos aquellos que dicen comprenderte cuando ni tan siquiera prestan atención a tus más profundos y desconsolados llantos, cansado de mover los hilos de mi propia marioneta para complacer a una plebe desagradecida que mañana olvidará a su bufón para disimular sonrisas desdibujadas ante cualquiera, sin atreverse tan siquiera a mencionar mi nombre. Estoy cansado de ser el patito feo, de vivir soñando en quien me de el beso y descubra que, aunque con apariencia de sapo, puede ser su príncipe azul. Estoy cansado de oir, ver y callar, cansado de soportar, estoy cansado de ser amigo de las depresiones y llanero solitario en momentos de alegría. Cansado si, cansado del egoísmo, de las manipulaciones, de aullar a la luna y clamar a las estrellas por un poco de comprensión y felicidad.
Cansado he estado y no pienso volver a estar, porque he caminado sobre cristales y han echado sal sobre mis heridas, porque ya no hay llamas en el infierno que puedan seguir consumiendome, y, sobre todo, porque siempre hay esperanza. Siempre hay personas que escuchan lo que dices y lo que es más dificil, lo que no dices, hay personas que gritan, aullan y sienten cada uno de tus males como la peor de sus pesadillas. Por ellos sigo, por ellos lo digo, todos los demás A LA MIERDA!
Los buenos saben quienes son, los malos, en su mayoría, seguirán pensando que son de los buenos, lo dicho, diciéndolo todo, pero sin decir nada. Quien aquí oiga mi grito, sabrá el desahogo que supone para mí. Ahora paz, y mañana, tal vez, gloria.
Venía pensando en hacer un balance de mi mes aquí, de lo que pienso y dejo de pensar, pero al final, de tanto pensar, me he dado caenta de que todos los problemas que acarreamos los tenemos por tanto pensar y, sobre todo, por dejar de sentir.
Soltar lastre siempre ha sido tarea difícil en mi caso, el encontrar ese pequeño rincón en el que gritar y soltar toda la rabia que llevo dentro nunca me ha resultado fácil, aunque, tal vez aquí, y ahora, en este, mi rincón, con el incesante tintineo de las teclas retumbando en mi cabeza, sea el lugar y el momento oportuno para decirlo todo y, como casi siempre, no decir nada.
Estoy cansado, muy cansado, cansado de supurar rabia contenida por los cuatro costados, de callar ante la complaciente mirada hipócrita de todos aquellos que dicen comprenderte cuando ni tan siquiera prestan atención a tus más profundos y desconsolados llantos, cansado de mover los hilos de mi propia marioneta para complacer a una plebe desagradecida que mañana olvidará a su bufón para disimular sonrisas desdibujadas ante cualquiera, sin atreverse tan siquiera a mencionar mi nombre. Estoy cansado de ser el patito feo, de vivir soñando en quien me de el beso y descubra que, aunque con apariencia de sapo, puede ser su príncipe azul. Estoy cansado de oir, ver y callar, cansado de soportar, estoy cansado de ser amigo de las depresiones y llanero solitario en momentos de alegría. Cansado si, cansado del egoísmo, de las manipulaciones, de aullar a la luna y clamar a las estrellas por un poco de comprensión y felicidad.
Cansado he estado y no pienso volver a estar, porque he caminado sobre cristales y han echado sal sobre mis heridas, porque ya no hay llamas en el infierno que puedan seguir consumiendome, y, sobre todo, porque siempre hay esperanza. Siempre hay personas que escuchan lo que dices y lo que es más dificil, lo que no dices, hay personas que gritan, aullan y sienten cada uno de tus males como la peor de sus pesadillas. Por ellos sigo, por ellos lo digo, todos los demás A LA MIERDA!
Los buenos saben quienes son, los malos, en su mayoría, seguirán pensando que son de los buenos, lo dicho, diciéndolo todo, pero sin decir nada. Quien aquí oiga mi grito, sabrá el desahogo que supone para mí. Ahora paz, y mañana, tal vez, gloria.
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