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lunes, 19 de abril de 2010

Es difícil decir adiós

Es difícil, realmente difícil, saber que alguien se va y no poder despedirte, no poder decir adiós a pesar de que tú sabes que su viaje está terminando. Mirar a la cara a esa persona, mantener conversaciones repletas de sonrisas cómplices y pasar las horas charlando como si nada, sabiendo del desconocimiento de esa persona sobre el fin de su camino, y con tu corazón en un puño, aguantando un torrente de lágrimas, deseando poder decir que fue maravilloso el haber podido compartir una pequeña parte de su viaje y que mientras dure el tuyo no le vas a olvidar.

No vas a olvidar esas primeras cintas de cassette repletas de canciones incendiarias que comenzaron a remover tu conciencia en una edad en la que despertar una conciencia era hacer nacer un revolucionario, no vas a olvidar esos chistes malos, esa risa floja, esas tardes de guitarra y ampli, ese buen humor que precedió a los malos tiempos, no vas a olvidar que en nochevieja, mientras todo el mundo tiraba cohetes, nosotros siempre nos echábamos nuestro “petardo” de año nuevo en el balcón.

No, no voy a olvidarte, tal vez no te lo pueda decir, tal vez tu ya lo sepas, tal vez el sábado fuera la última vez o tal vez aún nos queden un par de encuentros más para disfrutar, pero ten algo seguro, te voy a echar de menos…

2 comentarios:

Mikel dijo...

Ya sabes que se me da mal hablar de esto, a pesar de estar a pocos metros, cuando pasan estas cosas no se que hacer, no se que decir a pesar de estar a poco mas de una puerta.
Todo camino acaba, este año lo aprendí esa lección a base de días tristes.
Solo decirte que intentaré sacarte esa sonrisa complice siempre que pueda o siempre que quieras....bueno aunque no quieras sabes que lo intentaré.

Txino dijo...

La vida nos ha enseñado que a pesar de todo siempre cabe una sonrisa, imagino que por eso no entendemos que la gente se pase la vida llorando.
No siempre todo es fácil, y no siempre encontramos las palabras, nos pongamos como nos pongamos no somos escritores de historias tristes y hasta en los momentos más feos acabamos sacando un poco de optimismo, y no, a estas alturas, ya no vamos a cambiar...