Tic…….tac……..tic……tac…… pero despacio, muyyyy despacio, como si casi casi hubiera que hacer fuerza en la manilla del reloj para que cada segundo diera paso al siguiente. Y es que imagino que es lo que tiene ir por la vida con mil revoluciones más en tu motor de las habituales, que todo se hace más lento, más tedioso, y cosas que quieres que pasen ya tienen que esperar un tiempo que no sabes si tienes, y cosas que te están pasando no puedes ni saborearlas porque al llegar a tu paladar se han esfumado en un suspiro.
Son las cosas del tiempo, siempre tan caprichoso, siempre tan lento cuando duele y tan rápido cuando no se tiene. Tiempo del que, por norma general, no disponemos cuando más creemos necesitarlo y más nos sobra cuando queremos que pase, sin darnos cuenta de que, en el fondo, un segundo dura siempre lo mismo, se mida como se mida, y se sienta como se sienta.
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