Hay días en los que todo da un poco lo mismo, da lo mismo que sea lunes, que tengas que trabajar y te espere una larga semana por delante. Da lo mismo que tras un tiempo horrible durante todo el fin de semana el sol vuelva a lucir como burlándose de todo el mundo y diciéndonos que es él quien dicta las regalas. Da lo mismo que aún falten 4 largas semanas para las vacaciones, da lo mismo incluso que el mundo sea un sitio tan feo parar vivir.
Y da lo mismo porque has vuelto a disfrutar de esas pequeñas enormes cosas que hacen que la vida merezca la pena, has vuelto a disfrutar con una tarde de las de antes, de dardos, billar futbolín y sonrisas, mil sonrisas que se alargan hasta el anochecer. Has vuelto a disfrutar de una conversación con un amigo de los que están lejos, sabiendo que en breve desaparecerán los teléfonos y será una buena taza de café la que nos acompañe en nuestras eternas divagaciones. Has vuelto a disfrutar de una noche de verano, de fiesta, de música, sin la compañía del dios Baco ni de su consiguiente hermana la resaca. Has vuelto a disfrutar de una tarde de futbol, de tele y amigotes, de las que pierde quien tu quieres que gane, siendo siempre al final lo menos importante. Y has vuelto a disfrutar de una mañana con la compañía de quien se encuentra en esa cercana lejanía que imponen unos cientos de kilómetros, has vuelto a disfrutar de una terraza, de un agradable paseo hablando de viajes futuros, pasados, de los que quieren ser y no se sabe si serán, has vuelto a echar de menos a alguien al segundo después de decirle adiós, has vuelto si, a disfrutar…
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