Hay días en los que uno no sabe si viene o si va, si sube o si baja, si camina o si se detiene.
Hay días en los que uno entra en un estado de shock que le impide ver con claridad las cosas y en los que las ideas son tantas y tan diversas que se atascan y no terminan de salir.
Hay días, en los que uno ya no sabe si llorar de pena o de alegría, o si simplemente debe reírse de su bendita mala suerte, poner un tachón en aquello que puede impedirle avanzar y quedarse con aquello que le ha devuelto la sonrisa y las ganas de seguir adelante.
Hay días en los que los latidos son tan fuertes que casi no puedes escuchar tus propios pensamientos, días en los que la luz y la oscuridad se entremezclan y sólo deseas estar seguro de que, a pesar de los arañazos y las caídas, has elegido un buen camino.
Hay días en los que es mejor no salir de la cama, no alejarse de las sábanas, y entre noches lunas y estrellas, poder besar el presente, olvidar el pasado, y soñar el futuro…
0 comentarios:
Publicar un comentario