En ocasiones uno no puede sino sentir una tensa calma ante los acontecimientos que se van sucediendo en su vida, una tensa calma previa a épocas de cambios, tensa calma a esperas de coger el impulso suficiente para saltar y sobrepasar las barreras que aparecen en el camino.
Lo malo de esas situaciones de tensa calma es que por momentos, y hasta que los acontecimientos van cogiendo sus propios ritmos y dinámicas, la sensación de estancamiento y empantanamiento mental suele ser la tónica general en el día a día.
Ahora, con calma tensa ante los cambios que se me presentan en el camino, ante cambios en un espacio vital que con tanto mimo he creado y que seguro en breve volveré a crear, no puedo sino pensar que todo será para mejor, y que el tiempo me pondrá donde me tenga que poner, aunque siempre dentro del camino que yo mismo me marque.
Así que nada, esperaré cogiendo impulso y soñando saltos, para que nada me coja de improvisto llegado el momento de saltar...
Lo malo de esas situaciones de tensa calma es que por momentos, y hasta que los acontecimientos van cogiendo sus propios ritmos y dinámicas, la sensación de estancamiento y empantanamiento mental suele ser la tónica general en el día a día.
Ahora, con calma tensa ante los cambios que se me presentan en el camino, ante cambios en un espacio vital que con tanto mimo he creado y que seguro en breve volveré a crear, no puedo sino pensar que todo será para mejor, y que el tiempo me pondrá donde me tenga que poner, aunque siempre dentro del camino que yo mismo me marque.
Así que nada, esperaré cogiendo impulso y soñando saltos, para que nada me coja de improvisto llegado el momento de saltar...
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