Derribando el muro, piedra a piedra, ladrillo a ladrillo, nota a nota, grito a grito y latido a latido. Si, es cierto que muchas personas de las que el otro día nos encontramos en esa noche de música y gargantas desgarradas no tenían ni la más mínima conciencia del sufrimiento del pueblo saharaui al entrar por la puerta de la sala Rock Star de Barakaldo, y probablemente salieran igual de vacíos que sus corazones y sus cabezas.
Algunxs estuvieron por la música, otrxs por la causa, y otrxs tantxs por el conjunto, por la idea de que la música es capaz de traspasar fronteras, derribar muros y hacernos compartir sueños a las personas que estamos a uno y otro lado.
Otros muros, los de nuestras cabezas, los de nuestros corazones, no hay nota que haga que se desvanezcan si no luchamos por derribarlos nosotrxs mismxs, y en ello estamos…
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