Decir hasta siempre nunca es fácil, es cierto que además las fechas en las que estamos parece que invitan a todo menos a tristes despedidas, pero no es menos cierto que la muerte no entiende de fechas y que el camino se termina marque lo que marque el calendario.
Lo cierto es que nunca me han gustado las despedidas si no están acompañadas de un hasta pronto. Poner punto y final a los caminos compartidos significa tener que sacar todo lo que uno tiene para, cerrando una puerta, saber guardar lo mejor de la experiencia vivida en ese enorme saco sin fondo en el que se archivan los buenos recuerdos.
Por eso, a pesar de que no siempre fue fácil, incluso en muchos de los últimos momentos se hizo muy complicado, me guardaré de ti todo lo bueno aprendido. Me guardaré de ti esa energía que nos imprimías, me guardaré esas sonrisas que siempre nos sacabas con tus horribles chistes. Me guardaré los momentos rebuscando entre tus cintas de música, los momentos descubriendo canciones y acordes rotos. Me guardaré, como no, ese momento en las nocheviejas, cunado mientras todo el mundo tiraba petardos, nosotros nos echábamos nuestro “petardo” de año nuevo, como tú lo llamabas.
Me guardaré, a fin de cuentas, todo lo bueno que nos diste, todo lo que nos hizo ser mejores, para aprender a echarte de menos siempre con una sonrisa en la boca, como a ti te habría gustado, agur Kike, agur betirako.
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