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lunes, 20 de diciembre de 2010

Tiramisú

A veces, cuando uno se pone a dar vueltas, sus reflexiones terminan siendo así de peculiares pero es que está clarísimo, si la vida fuera un postre, sin duda alguna sería el tiramisú. Más allá de que sea un plato que despierta mis instintos más irracionales y me lleva a perderme en un éxtasis de sabores y sensaciones, al igual que la vida, tiene los suficientes contrastes y colores como para que existan tantas variedades y formas de comerlo como maneras de vivir.

Tiene sus partes dulces, sus partes amargas, sus partes suaves, sus partes esponjosas y sus partes más secas. Hay quien se pasaría la vida tomando sólo de la parte dulce, dándose atracones de crema de mascarpone, y quien quedaría enterrado en la amargura del café y el cacao, viviendo en la oscuridad sin llegar a dar un buen bocado a lo que tiene delante. Yo sin embargo siempre he preferido tomar la vida como un todo, con sus momentos dulces y sus momentos amargos, tratando de ser siempre consciente de que cuando el camino amarga el siguiente paso que demos sin duda será más dulce, y sabiendo que cuando se disfruta de la dulzura de un buen momento hay que relamer la cuchara a sabiendas que más tarde o más temprano todo puede volver a cambiar.

Y así andamos, entre momentos dulces, a veces con su puntito de amargura, pero con la seguridad de que la vida hay que devorarla venga como venga y que, cuando llegue el momento de pagar la cuenta, el camarero nos coja relamiendo el plato y pidiendo otra ración.

viernes, 17 de diciembre de 2010

9.9 casi 10

No es que haya sido el año perfecto, imagino que si me pongo a soñar cómo debe ser un año inolvidable, a pesar de compartir varios elementos de éste, distaría mucho de discurrir por los senderos por los que la deriva me ha llevado. Pero si que es verdad que, analizando mis propósitos, sueños y metas, y viendo el resultado final, debo decir definitivamente que estoy más que satisfecho.

Cuando comenzó el año fueron muchas las ideas que rondaron mi cabeza y decidí no renunciar a ninguna, siendo realista con la magnitud de las metas a conseguir pero tomando un todo como sueño. Han sido muchos meses y muchos esfuerzos en lo personal, muchos cambios de mentalidad, de rutinas y de forma de ver las cosas para conseguir que terminase de fraguar poco a poco el cambio propuesto.

Así que a día de hoy, tras una buena cena, un buen mate y cien reflexiones con mi almohada; tras saber que sólo un pequeño gran punto no ha terminado de salir como hubiera deseado, pero con el convencimiento de que no depende exclusivamente de mi su realización y de que realmente a lo largo de este año ha sido un poder y no querer (si si, no al revés…); tras los esfuerzos realizados y mirando ahora desde arriba las metas conseguidas, debo decir que me invade una sensación de satisfacción que pocas veces he tenido al finalizar un año.

Así que nada, pondré una cara sonriente en el libro de la memoria junto a este año 2010 y en un par de semanas dejaré de nuevo un saco de sueños bajo mi almohada, sueños a uno y otro lado del charco, sueños repletos de sonrisas, abrazos y miradas, sueños distintos para futuros, si cabe, aún mejores…

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Merçi beaucoup!

Normalmente las gracias es algo que o bien sólo damos a personas desconocidas por una mera cuestión de la educación inculcada, o bien a la gente que queremos en ocasiones, por norma general, bastante especiales.

Parece que las personas tenemos asumido que no es necesario ser agradecidas por las pequeñas cosas que hacen el día a día más llevadero, e incluso no nos parece merecer que nos las de nadie cuando hacemos algo que nos sale de forma natural.

Pero ya decíamos, para que nunca se nos olvide, en el relato visual de nuestro periplo por tierras lejanas del otro lado del charco, que de bien nacidxs es ser agradecidxs. Y por eso hoy me he levantado con ganas de dar las gracias por todas aquellas cosas que hacen que cada pasito del camino vaya acompañado por una sonrisa perpetua, ganas de agradecer a la gente que quiero y que tengo a mi lado el esfuerzo de dedicarme una parte de sus vidas sin pedir nada a cambio.

Así que gracias, gracias por cada charla, por cada palabra, por cada café, por cada cerveza, gracias por cada abrazo y por cada palmadita, y como no por cada toñeja cuando las he necesitado, gracias por cada vez que se me ha ofrecido ayuda sin pedirla y gracias por cada vez que se me ha pedido ayuda demostrando que soy importante, gracias por escucharme, por entenderme, por ignorarme, gracias por estar siempre ahí, por compartir sueños vuestros y míos, por compartir caminos, mares, aeropuertos, carreteras, por cada beso, por cada caricia por cada mirada cómplice bajo la mirada de la luna. Gracias, muchas gracias, por todo!

martes, 14 de diciembre de 2010

Balances

Se termina, así, casi sin darnos cuenta, en apenas un suspiro pasan 12 meses, 52 semanas, 365 días, la tierra se ha vuelto a dar otro paseo alrededor del sol y nosotrxs casi no nos hemos dado ni cuenta. Y lo malo de todo es que, como cada año que pasa, nos toca sentarnos un rato con nosotrxs mismxs y reflexionar sobre todo aquello que nos propusimos, sobre todo lo que hemos logrado y sobre lo que nos hemos ido dejando por el camino.

Es el momento de hacer balances y seguir avanzando sean cuales sean los resultados, es el momento de realizar promesas, establecer horizontes y planear sueños para siempre tener algo que nos haga avanzar en cada uno de los 365 días que nos separan del nuevo balance.

Si bien por norma general no me gusta tanto perder el tiempo con el balance como creando estatuas de arena que derruir en tiempos futuros, este año me temo que el balance deberá ser degustado en su justa medida, dedicándole su tiempo y acompañándolo con el sabor de un mate, sabiendo que esa será la única amargura que rozará el paladar y las sensaciones. Porque este era un año especial, un año que cargué de más sueños y retos que nunca, sobre todo en lo personal, y tengo la sensación de que el sabor final que va a quedarme va a ser dulce, muy dulce.

Así que nada, que cada cual se tome su tiempo si quiere, y haga sus valoraciones, pero sobre todo que llene un buen saco de sueños cada cual más inalcanzable para saber hacia donde guiarse en el camino que viene y que se empieza a andar antes de que nos demos cuenta, y que, dentro de un año, cuando haga balance de lo vivido y lo caminado, las piedras encontradas en la travesía no empañen la belleza del destino alcanzado.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Una canción no más...

Para una tarde de domingo de otoño en la que no apetece ni pensar, ni escribir, ni nada más que tararear a Silvio...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Proverbio chino

Si miramos un poco más allá de los rollitos de primavera y de las tiendas de todoacien que inundan nuestras calles y barrios, nos daremos cuenta de que los chinos con ch (los demás somos unos privilegiados…) han sobrevivido como cultura durante miles de años por su forma de mirar la vida y, como no, por como afrontan sus problemas.

Así que por una vez en la vida, y sin miedo a que nadie me llame tradicionalista, voy a dar la razón a las palabras que se transmiten de generación en generación, y es que el antiguo proverbio chino dice que “si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse, si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada”.

Y nada, que tienen más razón que un santo, que hoy no apetece estar preocupándose de nada más que de permitir que cada latido de paso al siguiente sin atropellarse los unos a los otros y sin necesidad alguna de que la cabeza y el corazón monten una trifulca. Hoy toca disfrutar del pastel de la vida, mañana ya nos preocuparemos en caso de que se nos indigeste...

martes, 7 de diciembre de 2010

Reencuentros predestinados...

La distancia, cuando es más un sentimiento que una realidad, se puede disolver en un solo suspiro. Y es que a lo largo del camino uno se va encontrando con muchas personas, y suelo tener por costumbre quedarme con las mejores a mi ladito, que el camino es largo y no estamos para desaprovechar acompañantes, aunque también es cierto que, en ocasiones, y a pesar de los pesares, los caminos se separan más allá de voluntades y sentimientos.

Alguna vez he comentado que hace ya algún tiempo que se ha ido diluyendo, aunque siempre sin caer en el olvido, la relación que tenía con la que por muchos años ha sido la otra cara de mi moneda. Zipi y Zape, el ying y el yang, el perro y el gato, dos personas tan distintas como iguales que se comían la vida a bocados y que al final se fueron haciendo fuertes cada uno en su castillo, tal vez cansadxs de ponerse tiritas mutuamente, tal vez cansadxs de ver cada unx como el otrx no paraba de tropezar y hacerse daño.

Pero a veces el destino nos vuelve a poner en el camino a las personas a las que más necesitamos en el momento en el que más las necesitamos. Y podemos devorar las horas brindando por nuestras encantadoras desgracias, montando improvisados gabinetes de crisis, recordándonos que seguimos tropezando porque no queremos cambiar nuestros caminos y poniéndonos tiritas con mucho alcohol para que hoy escueza y mañana cure, que ya sabemos que los mimos calman la pena pero no cicatrizan las heridas. Podemos vivir mirando a un mañana que escribirá un futuro en el que no existe un nosotros a no ser que la necesidad de la amistad más sincera grite pidiendo auxilio. Podemos dar gracias por haber vuelto a disfrutar de un ahora de pasado claro y futuro incierto para llorar verdades, reír sueños y soñar sonrisas como siempre hicimos y como, seguro, cuando el destino se ponga caprichoso, volveremos a hacer…

lunes, 6 de diciembre de 2010

Las cartas sobre la mesa

Por mucho que uno se pase la vida buscando y buscando al final hay ocasiones en las que no se sabe no sólo donde está tu sitio, sino tan siquiera el lugar que se está ocupando en ese mismo momento.

Mareado en la montaña rusa de emociones y sentimientos en la que a veces nos mete el camino, y de la que no podemos bajarnos por mucho que queramos, no nos queda otra que esperar que cuando alguien presione el pause te queden fuerzas para seguir caminando, ya que nunca sabes si el tren te apeará en una bella estación o si te dará una patada en medio del desierto.

Así que coges la baraja de la vida y metes en ella todas tus cartas, las buenas y las malas, que es de las que más aprendes, y te apuestas hasta el último latido en la partida aún a sabiendas que no llevas buena mano y que te niegas a tirarte faroles cuando juegas a corazón abierto. Porque la vida está para jugar y saber que se puede perder, teniendo en la cabeza y el corazón la certeza de que cuando se gana se compensa todo aquello que se había ido perdiendo en el camino.

Y es que ya lo dice el maestro: porque vivir es jugar, y yo quiero seguir jugando…

jueves, 2 de diciembre de 2010

Dale al pause

Cuando el mundo se pone a molestar, uno ya no sabe si bajarse o si ponerse a darle de hostias aún a sabiendas de que más tarde o más temprano te las va a devolver amplificadas y con intereses.

Y es que ya vale, que no se que le he hecho yo esta semana para que se ponga así, pues conmigo que no se ponga muy tonto, que últimamente muerdo… en fin, hay días en los que es mejor no hablar, ponerse una buena canción y recordar lo que ha sido mientras se sueña con lo que pueda llegar a ser, pasando totalmente de lo que es en este momento, y es que el mundo esta loco...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La automagia no existe...

Pues no, no existe, mira que en esta vida he buscado muchas veces soluciones mágicas ante los problemas que se presentan en el camino, y nunca he encontrado ni pociones ni conjuros que den soluciones que dejen a todo el mundo feliz cuando algo se complica.

Los problemas problemas son y hay que afrontarlos siempre con la cabeza fría y el corazón caliente, tratando pasar de las prisas por solucionarlos según surgen para evitar que lo que comienza como una pequeña herida termine pareciendo una txarriboda. Que al final las esperas en momentos duros se hacen interminables es tan cierto como que poner mal una tirita sólo ayuda a que la herida termine por infectarse, y no es eso lo que queremos ¿no?

Así que nada, pasaremos de abracadabras, sombreros y conejos mágicos y trataremos de mantener los sueños bajo manta, esperando que vuelva la luna que los desvele, con su mirada caliente y sus manos frías, por mucho que hasta entonces las noches sean más oscuras de lo habitual…