Esos son exactamente los kilómetros que separan Bilbao de Madrid, y es una distancia más que suficiente para alejarse de lo que día a día me preocupa, y volver a soñar. Han sido dos días especiales, intensos, tal vez no los hemos cogido con aquellas fuerzas adolescentes de las primeras veces, pero tal vez ahora sepamos más que antes cuanto vale disfrutar de la gente a la que quieres y con la que no puedes estar tanto como te apetece.
Aunque el sueño y san lunes parecen decir lo contrario, las pilas vuelven cargadas, volver a ver a los amigos de aquellos veranos sin fin en torrevieja y conocer gente nueva siempre te deja renovado. Eso sí, ahora otra vez vuelta a empezar, que no al punto de partida, como ya comenté antes de ir, mi cabeza ha estado funcionando sin parar y me traigo el saco lleno de buenas intenciones, otra cosa es que luego las buenas ideas se queden tan sólo en ideas, que en el fondo tal vez no sean tan buenas... supongo que, como siempre, el tiempo pondrá cada cosa en su sitio.
Así que nada, arrancamos de nuevo, hasta pronto a los que he dejado allí, hasta pronto a las personas maravillosas que allí he conocido (chicas, si me tratáis así de bien la próxima vez me quedo a vivir, eso sí, elijo yo la programación televisiva...jeje), en fin, hasta pronto Madrid, 395 kilómetros no son nada...
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