Habitualmente, cuando se escucha a alguien hablar de clase obrera, de proletariado, es como si se estuviese remontando a alguna charla histórica del siglo XIX, nosotrxs estamos por encima de eso, somos clase media, incluso nos creemos acomodadxs.
Ayer se hizo público que el 63% de la población de este engendro llamado Reino de España cobra menos de 1100 euros al mes, cabe mencionar que tenemos una tasa de desempleo del 17%, lo que hace que, aproximadamente, un 70% de la población sobrevive con una renta inferior a los 1100 euros mensuales.
En estas condiciones, en un país occidental y supuestamente desarrollado, el caldo de cultivo para el estallido social debería estar servido, familias que no pueden pagar la hipoteca, EREs, despidos masivos, desempleo, miles de familia haciendo cola para recibir ayudas sociales… son premisas más que suficientes para que planteemos que algo no funciona, para que despertemos de nuestro letargo y derribemos un sistema que nos lleva a un oscuro abismo sin retorno.
Pero no, este no es país para revoluciones, eso se lo dejamos a los franceses. Este es país para Yestes, Ronaldos y Messis, este es país para Paquirrines, Lucía Lapiedra, Karmeles y Aramises, este es país para toros, jurgol y salsa rosa, en este país, desgraciadamente, la conciencia obrera consiste en cantar el vals del obrero en una txozna con un kalimotxo en la mano, en breve, cabrá preguntarse, seguro, quien va a tener para pagarse ese kalimotxo…
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