Así, como si fuese una jam session, sin guión ni rutina predecible, así debería ser la vida, aunque, habitualmente, por no decir casi siempre, se convierte en todo lo contrario. Día a día milimetramos todos y cada uno de nuestros comportamientos.
Cada día nos levantamos a la misma hora, desayunamos a la misma hora, nos duchamos, como no, a la misma hora, cogemos el mismo autobús, entramos al trabajo a la hora de siempre, tomamos el café a la misma hora, comemos a la misma hora, salimos a la misma hora, vamos a la misma hora al mismo gimnasio de siempre, llegamos a casa a preparar la cena y la comida de siempre, a la misma hora, y a la misma hora nos metemos a la cama para ver si al menos nuestros sueños no siguen ninguna lógica. Rutina, terrible rutina... hay gente que, si toma special k, incluso caga todos los días a la misma hora, increíble.
Cuando te envuelve el ritmo monótono del día a día hay pocas opciones, dejarse llevar por la corriente y ser unx más, o hacer que tu cabeza vuele a todas horas evadiéndote por completo de la rutina. Y en eso estamos, en este pequeño rincón, escribiendo y dejando volar a la mente para que no se empantane, a veces creando historias, a veces soñando y otras muchas veces simplemente despotricando, pero siempre aislándonos al menos por unos minutos del monótono guión ya planificado en nuestra agenda, porque a nosotrxs nada ni nadie nos dicta el guión que deben seguir nuestras vidas.
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