Y nosotrxs vamos a pagar los platos rotos, mayormente porque somos los culpables de su enfado. La verdad es que no me extraña que esté cabreada, nos pasamos el día llenándola de humo y arrancando sus pulmones en forma de bosques y selvas para que se ahogue y deje de respirar.
Nos creemos diox y reconducimos los cauces de los ríos, extinguimos especies enteras, creamos residuos radioactivos y le sacamos hasta la última gota de petróleo, como no, para quemarlo y volver a ahogarla.
Transformamos nuestro aire, nuestro agua, nuestra tierra, todo lo que tocamos, lo contaminamos, si diox existió no me extraña que nos expulsara del jardín del edén, porque fijo que nos dedicábamos a ir arrancando plantas y pisando bichos, cualquier cosa con tal de demostrar que somos la "especie dominante".
Así que ahora, muy a pesar de lo que digan el primo de Rajoy y los otros cuatro iluminados que aún niegan la existencia del cambio climático inducido y agravado por el comportamiento humano, la tierra se cabrea, Pacha Mama nos envía ciclones y tornados, inundaciones, huracanes y terremotos, porque ya se ha cansado, y con razón, de que intentemos destruirla, Pacha Mama está harta de que nos creamos que es nuestra, y no seamos capaces de apreciar el privilegio que es que ella nos permita ser sus habitantes.
Como dice un antiguo proverbio indio, la tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos.
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