Hay días de esos, en los que a pesar de que ya todo duerme, y empiezan a asomar los primeros rayos de sol, tu cabeza no para de dar vueltas y tus ojos permanecen abiertos como platos, nunca terminas de saber si es el alcohol, los sueños, las preocupaciones o las mil ideas que pululan por tu cabeza lo que no te deja dormir, pero tienes la sospechosa intuición de que hasta que tus manos no escupan al menos unas cuantas palabras no podrás descansar tranquilo.
Y así estoy, lúcido como si estuviera a mediodía, con mil ideas revolucionarias dando vueltas a mi cabeza que acabrán perdidas en el olvido o convertidas en locuras con un final incierto. El sol me acecha y me temo que no voy a correr más que él así que la luz del día envolverá mis locuras, sueños y divagaciones y mañana volveré a ser una persona más con la única diferencia de que, mientras los demás dormían placidamente, yo estaba soñando despierto...
Y así estoy, lúcido como si estuviera a mediodía, con mil ideas revolucionarias dando vueltas a mi cabeza que acabrán perdidas en el olvido o convertidas en locuras con un final incierto. El sol me acecha y me temo que no voy a correr más que él así que la luz del día envolverá mis locuras, sueños y divagaciones y mañana volveré a ser una persona más con la única diferencia de que, mientras los demás dormían placidamente, yo estaba soñando despierto...
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