BLOGGER TEMPLATES - TWITTER BACKGROUNDS »

lunes, 29 de noviembre de 2010

Hilos invisibles

Por mucho que cueste ponérsela a veces, el sentirte rodeado de gente increíble que teje una enorme red de hilos invisibles para evitar que puedas llegar a caer cuando tropiezas, bien merece el intento. No tenéis precio de verdad…


Aún así, disculpen que hoy no deje correr la tinta ni la pluma se explaye, estoy helado, por fuera, y por dentro… aunque con vosotrxs cerca, prometo que mañana me como la vida a bocaos!


domingo, 28 de noviembre de 2010

Respuestas sin preguntas

Normalmente, cuando algo o alguien duele, solemos tener la mala costumbre de llenarlo todo de preguntas para las que, en la mayoría de los casos no tenemos ni queremos tener respuesta. En mi caso particular voy regando las noches con un río de porqués que evidentemente se diluyen sin una palabra para responderlos.

Y ya basta, porque muchas veces nos llenamos la cabeza y exprimimos el corazón con preguntas sin respuesta sin darnos cuenta de estar rodeados de respuestas sin pregunta. Perdemos el tiempo y las lágrimas buscando caminos mientras a nuestro alrededor la gente que nos quiere se dedica a ponernos una alfombra roja para evitar que sigamos tropezando ahora que ya estamos heridos. Mi frutero, mi hermano no de sangre, al menos suya, de la habitación de al lado, los amigos que desde miles de kilómetros sienten tu estremecimiento y te dicen que te levantes, quienes te escuchan y te abrazan sin pedirlo e incluso se preguntan también los porqués…todxs ellxs, todxs vosotrxs, sois las respuestas en los días en los que se me acaban incluso las preguntas.


sábado, 27 de noviembre de 2010

Se me había olvidado....

...cuanto dolía....

viernes, 26 de noviembre de 2010

Por detrás del telón

Que la vida al fin y al cabo no es más que una obra de teatro con guión incierto y actores y actrices de contrato temporalmente indefinido por las circunstancias, es algo que siempre he tenido meridianamente claro.

Lo curioso de la obra personal de cada uno, es que toma una dimensión enorme porque se encuentra en una interacción casi constante con las obras de los personajes que te rodean, lo que en el fondo apenas permite que dispongas de algunos momentos detrás del telón, entre tramoyistas, máscaras y disfraces, para poder ser tu mismo sin temer que tu personaje influya en los guiones que el resto desarrollan.

Son esos los momentos para dejar volar los sueños en cualquier dirección, sin cadenas ni barrotes, sin cortapisas de ningún tipo; son los momentos de permitirse abrirle la puerta al corazón sin miedo a las cicatrices, de permitirle correr desbocado antes de volver a guardarlo bajo llave; son los momentos de desatascar las cañerías emocionales, de reír y llorar con uno mismo sin dar explicaciones; son momentos de imaginar y escribir los guiones que posiblemente nunca serán pero que necesitan ser cuanto menos soñados antes de desvanecerse en la nada del olvido; son momentos, cuanto menos, de bailar por detrás del telón…



jueves, 25 de noviembre de 2010

Cada vez...

Cada vez que te sientes superior a ella, cada vez que le miras con desprecio, cada vez que la tomas como si fuera de tu propiedad, cada vez que le levantas la voz, cada vez que le tratas como si fuera un objeto o un trozo de carne, cada vez que crees demostrar que eres tu quien manda, cada vez que le menoscabas, cada vez que menosprecias su trabajo, cada vez que te crees muy hombre por currar 8 horas mientras ella “sólo” se parte la espalda por ti, cada vez que le dices que ella no entiende de esas cosas, cada vez que desprecias su sensibilidad y trato humano, cada vez que le intentas poner en ridículo, cada vez que te crees que papá es superman y mamá la que limpia y cocina, cada vez que le haces derramar una lágrima, cada vez que no le haces sentirse querida, cada vez que le levantas la mano...

Cada vez, todas y cada una de ellas, dejas de ser un hombre.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un dos tres... responda otra vez!

Otra vez miércoles, otra vez sopor, otra vez lluvia, otra vez otoño… y otra vez, al igual que cada día, un pequeño esfuerzo para ponerse una sonrisa para que el mundo sea un poquito menos feo, aunque claro, pensándolo bien, siempre hay una buena razón para sonreír, así que como si de una Mayra Gómez Kemp con perilla se tratase, me formulo a mi mismo: por un céntimo de maravedí bulbabo nombre razones para sonreír un triste miércoles de otoño, como, por ejemplo, que queda menos para el fin de semana, un dos tres, responda otra vez!

Que queda menos para el fin de semana. Que ahora no llueve. Que en casa tenemos narices de payaso. Que seríamos unos payasos aunque no tuviéramos narices. Que este fin de semana estaré dando guerra con mi maravilloso grupo de hombres por la igualdad. Que en el gym han comprado un saco para que me desfogue a base de puñetazos y patadas. Que no puedo contar mis amigxs con los dedos de las manos y los pies juntos. Que ayer no sufrí el odioso sonido del cuco. Que estoy mejor que ayer pero peor que mañana. Que tengo en la cabeza mil y un sueños que cumplir. Que pienso cumplirlos todos y cada uno de ellos. Que antes de cerrar mis ojos por la noche siento como si los tuyos me arropasen…

Y todo esto, sin oír la voz de las supertacañonas, no se si me llevaré el piso en Torrevieja o si terminaré convertido en calabaza, pero visto lo visto lo que no tengo son razones para quitarme la sonrisa, aunque sea miércoles, aunque sea otoño…

martes, 23 de noviembre de 2010

Muy deficiente

Esa era la nota media que yo solía obtener en mis evaluaciones de lengua castellana durante mis últimos años de estudio. Si mal no recuerdo fue también la primera asignatura que suspendí, con la curiosidad añadida de que no se valoraba el uso de la lengua que el alumnado hacía sino un análisis de un texto dentro de unos baremos establecidos vaya usted a saber por quien.

¿Que a que viene esto? Pues esto viene a que, con el paso de los años, no sólo a mi entender sino al de algunas otras personas, resulta que tengo un buen uso de la lengua (y también de la española) y hay quien incluso confía en mis criterios y correcciones. Esto demuestra que no sirve de nada, en absoluto, lo que a lo largo de años y años nos intentan meter en nuestras alocadas cabezas adolescentes.

Nunca en la vida real hemos necesitado descifrar una derivada para comprar el pan ni ha sido necesario desarrollar un logaritmo neperiano para freír un huevo. Ese huevo es exactamente el mismo que nos han importado los afluentes del Guadiana, los reyes visigodos o las declinaciones en latín.

Sales de tu centro educativo con mil conocimientos pero sin educación alguna, sabes lo que es la pillow lava antes de aprender a cocer un plato de pasta, y la vida termina convirtiéndote en un físico cuántico incapaz de plancharse una camisa; nos dedicamos a prepararnos para estar al servicio de las empresas y la sociedad de consumo sin prepararnos para afrontar nuestras propias vidas y, lo que es más grave, no nos damos cuenta del engaño.

Así que no se preocupen ustedes si tuvieron muy deficientes, si no se aprendieron las capitales de la Micronesia o si no recuerdan el peso atómico del rubidio, al fin y al cabo, su sobresaliente estupidez no es más que la muy deficiente aptitud de desarrollo humano de sus productos creados.

PD. Realmente yo hoy iba a hablar de cómo el odioso sonido del cuco me arranca de las más dulces trincheras, en fin, esa será otra historia… ;-)

lunes, 22 de noviembre de 2010

La soledad de los días oscuros

Hay que reconocer que en ocasiones se vuelven imposibles las frías y lluviosas tardes de otoño, por más que lo intentemos, ni tan siquiera casi poder sentir aún el calor de los abrazos y el sabor de los besos es suficiente para calmar la gélida oscuridad que te rodea.

Son días en los que las cicatrices vuelven a doler y sientes como se desvanece el equilibrio que tanto te ha costado encontrar. No puedes evitar pasar las horas deseando que tus pensamientos y tus latidos se dirijan en la misma dirección mientras te invade la ansiedad de no saber como romper los barrotes de un corazón que casi no recuerda cuando fue enjaulado, cuando decidió tirar la toalla y cerrar los ojos por no volver a sentir el dolor y la ausencia.

Son días en que cada gota de lluvia se refleja en el espejo de tu retina tratando de sudar ese veneno que sin saber por qué una y otra vez vuelve a corroerte, tratando de apartar esa soledad que te regala su beso y te presta una mano cuyo sendero tan bien conoces.

Son días de lluvia, papel y pluma, de versos oscuros que reconfortan el alma, que escupen palabras que muerden las lunas que ya no dibujas, que pintan poemas con sueños perdidos entre manos y sábanas las noches que no hay frío ni miedo, ni más estrellas que esas pupilas…

Son días que pasan, y amanece, y sigue lloviendo…

jueves, 18 de noviembre de 2010

Y van 600...

Y es que ya empieza a ser un número importante oiga, que la idea era soltar un poco de adrenalina por los dedos, plasmar algún que otro recuerdo y, como con casi todo en esta vida, dejarlo al de cuatro días por aburrimiento.

Pero no, se fue de las manos, el engendro tomó vida propia y se ha terminado por convertir en un diario de a bordo de locuras y sueños, en un extraordinario mapa de sentimientos, mezcla de recuerdos y noches oscuras, en un interminable relato en el que se confunden las palabras con los latidos y en los que hay más corazón que cabeza.

Y se fue de las manos porque siempre ha habido ahí alguien que estaba dispuesto a leer, a compartir, a sentir mis historias un poquito suyas. Siempre habéis estado ahí siendo los oídos que mi corazón y mi cabeza necesitan, la normalmente silenciosa compañía que como una sombra agarra tu mano en el camino.

Durante ya casi 4 años y a lo largo de estos 600 retazos de mi realidad hemos viajado juntos, hemos sufrido mil y una peripecias, hemos bebido, reído, cantado y sobre todo soñado. A nuestra manera hemos sufrido y hemos hablado del amor mucho más de lo que lo hemos sentido. Hemos crecido, hemos luchado y hemos pataleado, y con todo, nunca nos hemos rendido.

Así que hoy es día de brindis por 600 historias locas y por muchxs amigxs, anónimxs y conocidxs, a uno y otro lado del charco, en norte y sur, es un brindis por mis oídos silenciosos, es un brindis por seguir compartiendo con vosotrxs, siempre que pueda, un pedacito de mis realidades, sueños y noches oscuras.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Bichobola

Existen días de esos en los que lo único que a unx le apetece es hacerse bichobola, meterse debajo de una manta y desear que llegue la noche y dé paso a un nuevo amanecer en el que desaparezcan las malas sensaciones.

Son los días que el gris de las nubes es más gris, que el agua moja más de lo habitual, que no sólo se empapa la ropa, sino que el frío y la humedad calan hasta lo más hondo del alma y los pensamientos.

Yo siempre pienso que aún así hay que ponerse lo primero la sonrisa, por mucho que cueste, que no hace falta convertir el gris que unx tiene en una enfermedad contagiosa. Una vez puesta la peor de tus sonrisas sólo te queda pensar que en el fondo necesitas tener un día oscuro y gris para saber apreciar mejor todas aquellas cosas y personas que consiguen que el resto de tus días estén iluminados por otros mil colores.

Así que ruego que hoy me perdonen, que no me lo tengan en cuenta si me notan falto de chispa, que yo prometo que, aunque hoy sea bichobola, mañana me enciendo de nuevo…

martes, 16 de noviembre de 2010

La cuenta atrás

Siempre he pensado que es imposible calcular la cantidad de sueños que caben en una maleta. Cada viaje que unx emprende en la vida genera un punto de partida hacia una vorágine de nuevas sensaciones y experiencias siempre en base a tener todas las ilusiones pero ninguna expectativa, siempre en base a estar dispuesto a saborear el camino pero sin pedirle nada antes de dar el primer paso.

Hay viajes que comienzan en un aeropuerto, o al llegar a un hotel, hay viajes que comienzan en un bar rodeado de alcohol y amigos y viajes que comienzan incluso en otros viajes.

Quien me conoce y sabe con el mimo con el que estoy preparando el camino se debe preguntar en qué momento comienza la locura a revolver mi cabeza. Pues bien, este viaje comienza con otro viaje, este viaje comienza en un pequeño pueblo de la frontera de Argentina y Chile, ante la mirada atenta de los Andes, este viaje arranca ante la mirada de la montaña, entre el frío devastador de la Patagonia y el calor de la amistad, de una canción de Sabina y de un chocolate caliente.

Mil vueltas le he dado ya y mil vueltas más le daré, modificaré una y otra vez el camino, con la sola intención de no arrepentirme de ni uno sólo de los pasos que de en el, con la única intención de abrir los ojos y el corazón y seguir creciendo.

Me sé, me siento a mitad de camino, a un año y mil problemas de mi destino, pero cada día sintiéndolo más cerca, cargando la mochila con los sueños que me sobran, pensando en montañas de las que nos miran ridículos desde su inmensidad, soñando desiertos y cielos estrellados en los que perder miradas y noches, saboreando reencuentros, amistades, mates y sonrisas, sintiendo que al fin y al cabo, no es más que un charco, tan grande para nuestros pies, como pequeño para nuestras mentes y corazones.

Que continúe la cuenta atrás, que ya no queda nada…

lunes, 15 de noviembre de 2010

Abracadabra...

Hay ocasiones en las que las cosas que siempre se atragantan fluyen de una manera tan calmada que unx se tiene que preguntar si no será que algún poder sobrenatural le ha guiñado un ojo y le ha ofrecido una tregua, si aunque sea por unas horas algún tipo de hechicera ha logrado que te deshagas de ese mal de ojo que parece marcarte y los dados te regalan una nueva partida sin ojos de serpiente marcando tu derrota.

Porque hechizo, conjuro o varita, lo que tienes claro es que la imposible tarea de encontrar el equilibrio viene siendo, mayormente, cuestión de magia. Es cuestión de magia poder volver a dibujar sonrisas en acordes que antes eran como desgarradores punzones, convertir letras y canciones en nuevos imborrables recuerdos. Es cuestión de magia, que haya latidos y abrazos tan dulces como eternos por muy oscura que sea la noche, por mucho que las luces artificales se empeñen en esconder las estrellas. Es cuestión de magia saber que en ocasiones el sueño más real es el que puedes abrazar al despertar y no el que transcurre mientras tus ojos se cierran. Es cuestión de magia, seguro, no sentir necesidad de preguntas ni respuestas, sino entender que las verdades que en ese momento necesitas se ocultan tras una mirada sincera.

Es cuestión de magia, sin duda, y, ahora que es lunes y el hechizo se diluye entre bostezos y rutinas, pues solo puedo decir... que me quiten lo bailao!

jueves, 11 de noviembre de 2010

Abrazos, muchos abrazos

Adoro los abrazos, siempre me han parecido un gesto en el que se puede mostrar desde el cariño más extremo hasta la más vulgar indiferencia. Habrá quien diga que es en un beso donde se vuelca el alma, o que una mirada es el mundo en el que no puede existir más que la verdad y el sentimiento, y, aunque razón no falta en ello, me van a perdonar que siga quedándome con mis abrazos.

Avanzo y avanzo por el camino y abrazo la vida, abrazo mis sueños y siempre que me dejan, abrazo a aquellas personas a las que quiero transmitir mi calor sin necesidad de decir nada, que las palabras se las lleva el viento, pero los sentimientos se quedan por dentro.

Y la cuestión es que a pesar de lo que me gusta abrazar (y ya no digo nada que me abracen), y de que realmente todo el mundo se siente reconfortado por un buen abrazo, siempre he tenido la sensación de que existe una especie de barrera, no se bien si psicológica o social, que nos hace prescindir de increíbles sensaciones.

Por eso, estos últimos días y semanas, colmados de abrazos y buenas sensaciones, están siendo realmente especiales. Abrazos de reencuentro, de los de miles de kilómetros que se estrechan en unos brazos que acercan historias pasadas, presentes y futuras, abrazos apresurados de despedida en una parada de autobús, abrazos con aquella gente que también entiende la importancia de los abrazos, abrazos de amistad fraternal, abrazos con personas en guerra abierta con sus corazoncitos, abrazos de los que detienen el tiempo y el mundo bajo la luz de la noche convirtiéndola en eterna, abrazos, muchos abrazos.

Así que no os cortéis, abrazaos, que nunca jamás os quede un abrazo pendiente…

PD. Este finde, concierto, y abrazos, muchos abrazos…

Cuando la copa de los sueños está vacía
y miles de abejas jugando
en las tripas me roban las noches.
No me dejes solo que ahora soy tan pequeño
y cuando despierto de una pesadilla nada cambia
todo sigue igual

Abrázame, abrázame...
y no me digas nada
que esta tristeza no me abandona
y este miedo duele más


Abrázame, abrázame...
y no me digas nada
que esta tristeza no me abandona
y este miedo duele más

Abrázame, abrázame...

Como una noche de invierno en Noruega
un manto de escarcha,
un corazon desnudo, tortura de vida.
No me dejes solo que ahora soy tan pequeño
y cuando despierto de una pesadilla nada cambia
todo sigue igual

Abrázame, abrázame...
y no me digas nada
que esta tristeza no me abandona
y este miedo duele más

Abrázame, abrázame...

martes, 9 de noviembre de 2010

El gallinero

Bla bla bla bla, incesante, como un martilleo que trata de destruir tu mente, no uno, ni dos ni tres, tu compañera de enfrente bla bla bla, tu jefa bla bla bla, la de la limpieza con la aspiradora, 4 teléfonos sonando al mismo tiempo, el departamento de al lado bla bla bla, el departamento que está a 15 metros que no tiene control de volumen en la voz y su bla bla bla se convierte en especialmente irritante. 15 personas realizando un cursillo que deciden hacer la pausa del café a 2 metros de ti, no hay duda bla bla bla jajaja riiingggg riiinngggggg

STOP!!!!! Trabajar ni se te pasa por la cabeza porque no es posible ya no ponerse a hacer algo sino que casi casi saber ni donde estás, dudas, intentas sacar una milésima de segundo para que tu mente se concentre, te muerdes el labio porque solo te queda gritar a todo el mundo que se calle o empezar a dar tortas con la mano abierta para ver si alguien dentro del gallinero se da cuenta de que tu mente está tocando las puertas del reino de la locura.

Bla bla bla… bla bla bla… ni el blog, ni una hoja de papel, ni una canción, nada, que no hay manera, tiras las historias una tras otra a la tercera línea porque no hay manera humanamente posible de que puedas dar a tus palabras el sentido que necesitan. Bla bla bla… pero es que esto no parará nunca?????

Aturdido escupes adrenalina por tus dedo y tratas de soñar con que el hecho de soltar la locura en un texto puede acabar con la esquizofrenia en la que se ha convertido tu entorno bla bla bla… riiiinggggg riinnng bla bla…..

Una pistola, sólo quiero una pistola, por favor…

PD. La canción... bueno, la persona para quien va imagino que ya sabe que sólo tiene que saber silbar...

lunes, 8 de noviembre de 2010

Bolas de papel

La felicidad es sin lugar a dudas una gran enemiga para las mentes creativas, eso es así como que la gran mayoría de lxs grandes escritores han escrito sus mejores obras en momentos de crisis, bajo los efectos del alcohol, las drogas o cuadros de esquizofrenia galopantes.

Y la cuestión es que algo hay en los momentos de cierta inseguridad y de percepción negativa de la realidad que empuja a que afloren las palabras con una profundidad que nos es imposible alcanzar cuando todo va bien.

Por norma general, y un paso más allá de los pequeños retazos de mi día a día que dejo en este espacio, es la noche, mejor cuanto más oscura y profunda, ese momento que elijo para enfadarme con mi mundo, tirar líneas, palabras y versos sobre el papel y después volver a reconciliarme conmigo mismo antes de irme a dormir. Son momentos en los que puedo aislarme por un momento de mi realidad cotidiana y sacar de su lúgubre escondite los recuerdos, pesares y anhelos que invitan a la pluma a deslizarse sin control sobre un pedazo de papel amarillento.

Pero hay veces, en las que te pongas como te pongas, tu mente no puede encontrar ni una pequeña herida abierta de la que sacar ese dolor creativo, esa fuente de inspiración basada en aquello que te mantiene alerta y despierto. Son esas noches las que se llenan de bolas de papel con medios versos y textos que van directos a la papelera, son esas noches en las que la oscuridad no es suficiente, en las que la pluma sólo quiere disfrutar del momento, por breve e ilusorio que sea…

domingo, 7 de noviembre de 2010

Me apetece verde

Muchas veces, resulta que uno se encuentra venga a buscar una cosa y de repente se topa con algo diferente que realmente es lo que mejor le viene en ese momento.

Buscar y buscar, con el simple ánimo de encontrar algo que mantener, y autoconvencernos una vez que encontramos algo de que eso es lo que buscamos, es una de esas verdades inmutables que caracteriza a los seres humanos, y que no es sino otra muestra de nuestra infinita debilidad.

Cuando queremos encontrar algo siempre debe ser blanco o negro, sólo o con leche, no nos podemos permitir el lujo de intuir nuevos matices y colores ya que se encuentran fuera de lo socialmente aceptado e incluso hacemos creer a nuestras mentes y nuestros corazones que no existe nada fuera del camino marcado.

Tal vez, conociéndome como me conozco, esto no sea más que un desvarío de lluvioso domingo de otoño, pero, la verdad, paso de blanco y negro, me apetece verde. Me apetece sentir que se puede encontrar algo y permitirte el lujo de seguir buscando lo que crees que necesitas sin necesidad de soltarlo inmediatamente. Me apetece no tener que estar pendiente de ser la respuesta a la búsqueda de nadie ni que nadie deba estar pendiente de ser la respuesta a la mía, sino simplemente poder encontrarnos y mantenernos mientras seguimos cada cual buscando lo suyo. Me apetece poder seguir a la caza de mi utopía sin tener que privarme por ello de disfrutar de un dulce sueño. Lo dicho, hoy, me apetece verde…


viernes, 5 de noviembre de 2010

De canciones y recuerdos

Es viernes y la verdad, más allá del día payasete que tengo no tenía intención de aportar ninguna historia al rinconcillo este, pero de camino al work, ha sonado una canción en el txinauto que me parece no debo pasar sin compartir.

Una canción de esas de cuando aún éramos unos críos, de cuando el concepto revolución sonaba más romántico y menos doloroso de lo que ahora lo hace, de cuando construíamos utopías al son de unos acordes desgarrados, de cuando los amores eran a vida o muerte aunque durasen un amanecer y de cuando la palabra responsabilidad no tenía cabida en el diccionario de nuestras vidas.

En fin, que si a mí me evoca buenos recuerdos, puede que con vosotrxs haga lo mismo, disfrutad del fin de semana. xD

jueves, 4 de noviembre de 2010

Kit de emergencia

Lo mismo que existe un kit de emergencia en caso de evacuación en los aviones o un kit de primeros auxilios, hay días en los que deberíamos tener a mano un kit de emergencia para días de sopor.

Y es que hay días en los que por mucho que uno se pinte la sonrisa al levantarse de la cama y se disponga a fundir sus energías hasta la última chispa, los elementos se alían en una especie de contubernio judeomasónico para conseguir por todos los medios que los segundos se estiren hasta límites insospechados. Son esos días en los que incluso el aire parece más espeso, las nubes aunque lejanas pesan sobre tu cabeza y no puedes evitar pensar una y otra vez que, independientemente de lo que estés haciendo, hay un millón de sitios mejores en los que podrías estar.

La cuestión es que en estos días, incluso a la cabeza le cuesta arrancarse a volar, es como si las ideas tuvieran enormes cadenas y la imaginación tuviera las alas mojadas, ni tan siquiera una buena canción te hace escapar de la pequeña jaula que por tiempo corto aunque eterno te has construido.

Así que yo creo que cada cual debería tener preparado para estos momentos su pequeño kit de emergencia en caso de sopor, cada cual con sus peculiaridades, llenándolo de los recuerdos e imágenes que le hagan despegar la mente para que si las horas deben pasar lentamente, al menos los segundos no caigan como losas en un pozo sin fondo. Por eso creo que voy a ir llenando mi cajita, teniendo cuidado de poner en ella un buen puñado de sueños, de caminos, de canciones, besos y sonrisas, para que en los días de sopor, no haya tedio ni nubes grises que oscurezcan el camino.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mil ideas y un rompecabezas

La verdad es que, lejos de lo que rondaba mi cabeza esta mañana mientras me dirigía a esta bien iluminada pero mal empleada oficina, en vez de encontrarme entre mil y un bostezos, lo que ronda mi mente despierta son manantiales de ideas brotando a borbotones pero sin terminar de plasmarse en nada en concreto.

Algunas desechadas por atasco, otras por repetición y otras por no dar lugar a interpretaciones erróneas de palabras y sentimientos, poco a poco van cayendo al saco de la basura historias sobre cómo sobrevivir en un antro de perversión, sobre cómo por un momento el otoño se puede transformar en primavera o sobre lo poco que a veces importa despertarse antes de que amanezca.

La cuestión es que no las siento como historias desperdiciadas sino como piezas que poco a poco conforman el rompecabezas del día de hoy, algunas ocupando a su manera los huecos que ya tenían destinadas y otras encajando con sutil perfección en mis caóticos recovecos, todas acompañadas, como no, de la sonrisa que estúpidamente me acompaña hoy desde antes incluso de levantarme de la cama, y que acompañará a las nuevas mil historias que conformen el rompecabezas del mañana.

martes, 2 de noviembre de 2010

Necesidades

Es difícil definir hoy en día, en un mundo totalmente mercantilizado y en el que nadie sabe realmente si sus valores son realmente suyos o si no son más que un estribillo aprendido de la letra de algún anuncio, cuales son las necesidades que realmente necesita cubrir para ser feliz.

Necesidades y felicidad, dos palabras que entran en un bucle sin fin si nos dejamos envolver por la sociedad de consumo, ya que a mayor consumo mayores necesidades de mantenimiento de estatus y mayor sensación de insatisfacción e infelicidad. La pescadilla que se muerde la cola, comprar más para necesitar más, tratar de lanzar migas al insaciable apetito de la bestia.

Si por un momento nos alejamos de lo que se supone debemos necesitar, y una vez cubiertas las necesidades más básicas (techo, ropa, comida y algo en lo que ocupar tu tiempo, quien quiera que lo llame trabajo) cada cual tiene siempre un mínimo de cosas que hacen que su vida transcurra por el camino que ha decidido en vez de convertirse en un infinito pozo de insatisfacción. Son esas cosas que muchas veces vemos como rutinas y hechos cotidianos y sin los cuales sería imposible llevar puesta siempre la sonrisa. Necesidades reales y vitales, la sonrisa de un amigo, una pluma y un papel para poder viajar incluso sin dinero, un abrazo cuando lo necesitas, la mirada de esa chica que te acelera el corazón, un café o un mate en buena compañía… son las pequeñas grandes cosas que realmente necesitamos y no sabemos reconocer, son las necesidades que hacen que cada día podamos dar un pasito más en el camino, a pesar de no tener el coche de la tele, ni la casa de la revista, ni las vacaciones en el Caribe, sabiendo que en el fondo, todas esas cosas no valen nada si no están acompañadas de esos besos, abrazos, miradas y sonrisas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Horas para soñar

Parece que con el avance del otoño el mundo se empeña en dar una vuelta de tuerca tras otra, y hasta se pone de acuerdo en robar a los días una hora de luz, se pone de acuerdo en quitarnos una hora de las de vivir y nos regala una para dedicar a los poco valorados artes de pensar y sentir.

El problema a veces aparece cuando uno ya está cansado de pensar y piensa que, probablemente, se le había olvidado el cómo sentir, dedicando su tiempo casi en exclusiva a soñar.

Porque en ocasiones, uno se acaba encontrando con que existen sueños de esos que te abrazan bajo las sábanas y ya no te dejan pensar, y te hacen creer que tus ansias por soñar no tienen otra motivación que volver a sentir. Son esos sueños, que se transforman en unos ojos, en una mirada, en unas manos, en un beso, son esos sueños que te hipnotizan y que te hacen pensar que da absolutamente lo mismo que exista una hora más de día o una hora más de noche, porque lo único que te apetece, indistintamente de cuando sea, es pasarte esa hora soñando.