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lunes, 29 de noviembre de 2010

Hilos invisibles

Por mucho que cueste ponérsela a veces, el sentirte rodeado de gente increíble que teje una enorme red de hilos invisibles para evitar que puedas llegar a caer cuando tropiezas, bien merece el intento. No tenéis precio de verdad…


Aún así, disculpen que hoy no deje correr la tinta ni la pluma se explaye, estoy helado, por fuera, y por dentro… aunque con vosotrxs cerca, prometo que mañana me como la vida a bocaos!


2 comentarios:

Mikel dijo...

Te pido perdón por haberme implicado pero sabes que cuando lo hago no es de forma gratuita, deberías pensar que puede que me haya hecho perder las pocas formas que suelo tener y lanzar a morder y a desgarrar como un perro.
Pero no quiero que lo hagas, porque tu decides como quieres valorar tu felicidad, solo tu sabes lo que te aporta cada persona y ante eso yo solo puedo respetar tus decisiones...pero no puedes pedirme verte mal, no porque me conoces y sabes que hay cosas que no soporto, ya pasó antes y acabo todo como el rosario de aurora y gracias a dios, lo que se preveía como una guerra mundial acabo en una pequeña escaramuza.
No te equivoques ni reviento molinos, ni nunca fui un buen escudero, mi pasado en el trabajo del querer no me dejaría en buen lugar, por eso solo te pido que hagas lo que hagas, que decidas lo que decidas, intentes ser feliz a sabiendas que no puedo aguantar un par de copas sino son para brindar de felicidad.
Por eso sabes que no puedo estar quieto si tengo que levantar un trago sin brindar con una sonrisa, no puedo, pero aunque mis pensamientos siguen siendo los mismos, diría que incluso estoy mas seguro de ellos que cuando escribí esas líneas, miraré para otro lado y esbozaré la sonrisa de payaso, de es mejor no saber nada.
Simplemente se feliz, sin morir de dolor en el intento.

Txino dijo...

Sabes que no te pido que mires para otro lado, ni que dejes de implicarte, pero al igual que con otras personas hay cosas que son nuestras, sobre todo cuando duelen, y lo que menos me hace falta en esos momentos son guerras mundiales, ni pequeñas escaramuzas.
Y no, no me cansaré de repetirte que eres un gañán, pero eres MI gañán, y sabes que para ser feliz, necesito todas las piezas de mi rompecabezas, y sobre todo un escudero que me ayude a ordenarlas.