Hay ocasiones en las que las cosas que siempre se atragantan fluyen de una manera tan calmada que unx se tiene que preguntar si no será que algún poder sobrenatural le ha guiñado un ojo y le ha ofrecido una tregua, si aunque sea por unas horas algún tipo de hechicera ha logrado que te deshagas de ese mal de ojo que parece marcarte y los dados te regalan una nueva partida sin ojos de serpiente marcando tu derrota.
Porque hechizo, conjuro o varita, lo que tienes claro es que la imposible tarea de encontrar el equilibrio viene siendo, mayormente, cuestión de magia. Es cuestión de magia poder volver a dibujar sonrisas en acordes que antes eran como desgarradores punzones, convertir letras y canciones en nuevos imborrables recuerdos. Es cuestión de magia, que haya latidos y abrazos tan dulces como eternos por muy oscura que sea la noche, por mucho que las luces artificales se empeñen en esconder las estrellas. Es cuestión de magia saber que en ocasiones el sueño más real es el que puedes abrazar al despertar y no el que transcurre mientras tus ojos se cierran. Es cuestión de magia, seguro, no sentir necesidad de preguntas ni respuestas, sino entender que las verdades que en ese momento necesitas se ocultan tras una mirada sincera.
Es cuestión de magia, sin duda, y, ahora que es lunes y el hechizo se diluye entre bostezos y rutinas, pues solo puedo decir... que me quiten lo bailao!
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