Kriptonita

A veces, a las personas nos pasa que nos creemos que somos superman, nos vamos creciendo por momentos, superando nuestros miedos y tratando de modificar nuestras inquietudes. En sí es una situación positiva, si no fuera porque de repente un día te vuelves a encontrar con la kriptonita, que te desgasta y te recuerda que con creértelo no es suficiente para que te conviertas en un superhéroe.

Mi caso es similar, pero lo más grave es que creí por un momento que podría controlar la dependencia a mi kriptonita particular sin que en algún momento me diera una sobredosis. Es lo que tiene la droga, que al principio es todo un subidón, pero con el tiempo vas dejando atrás la euforia y al final, te acaba matando.

Lo que está claro es que los seres humanos, como tales, nos equivocamos una y otra vez, y con más razón nos volvemos a equivocar a sabiendas que siempre hay una red y alguien que nos tiende la mano para levantarnos, en lo que nadie parece caer es en que la persona que pone la red y te da la mano también necesita sus redes, y sus manos, ya cansadas de recogernos, puede que hagan que alguna vez no acierte en su recogida, y acabemos aplastándole.

Tal vez tan sólo esté divagando, o tal vez mis brazos empiecen a estar cansados y cada vez me pese más recoger a algunas personas, tal vez, sólo talvez...